Por David Agüera
Llegar a Puerto Rico se convierte en una de las mejores experiencias viajeras que puedes encontrar en América. Posiblemente sea la gran olvidada, a pesar de lo mucho que ofrece al viajero. Desde luego la primera vez que caminas sobre las calles adoquinadas del Viejo San Juan es como si salieras de una máquina del tiempo. Estamos en la que fuera una vez la joya más preciada del imperio español en las Américas, esta ciudad amurallada todavía conserva su fascinante arquitectura colonial, desde imponentes fortificaciones hasta edificios coloridos, estructuras de las cuales muchas han sido declaradas Patrimonios Mundiales por la UNESCO.
Entre su belleza encontramos algunos de los mejores museos, restaurantes, tiendas y vida nocturna en toda la isla. Ningún primer viaje a Puerto Rico está completo sin una visita al Viejo San Juan y desde luego, en mi opinión, es la mejor manera de arrancar esta ruta por la isla.
Disfrutar mucho en el Viejo San Juan no es muy difícil. Podrías sencillamente estar todo el día volando chiringa (aquí en Puerto Rico es volar cometas) en el gran patio del Morro. Pero si prefieres que tu calendario esté un poco más estructurado, la zona te ofrece excursiones que te llevarán por todos los rincones de una ciudad convertida en una maravilla visual y gastronómica.
Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses desde 1917, cuando el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley Jones, pero su pasado español pesa más hoy en día. Durante nuestros días aquí nos hemos sentido como en casa, esa sensación de cariño y una pizca de despecho, para algunos ciudadanos España les abandonó, y posiblemente tengan razón. Puerto Rico puede ser una isla pequeña, pero está rodeada, de más de 270 km de bellas costas. Y no es sólo la cantidad de playas que es impresionante. Hay un sinfín de actividades que se pueden hacer bajo el sol. Algunos ofrecen surf de clase mundial. Otros cuentan con miles de arrecifes con abundante vida marina para admirar, incluso si lo que buscamos es pasar el día relajándonos y simplemente disfrutando la belleza de las arenas blancas y el agua turquesa, hay una playa pensada para ello. No es de extrañar por qué algunas de ellas han sido reconocidas como las mejores del mundo.
Salgamos a disfrutar
Cada esquina de Puerto Rico y sus islas aledañas son accesibles, no importa lo escondidas o lejanas que parezcan estar. Hacia dónde nos dirijamos será el factor principal para determinar qué modo de transporte mejor se ajuste a nuestras necesidades. En áreas turísticas como el Viejo San Juan, Condado, Miramar e Isla Verde; caminar, taxi o el sistema de transporte público son más que suficiente para llevarte de lado a lado. Pero si nuestros planes nos llevan fuera del área metropolitana, como es el caso, nos decantamos por alquilar un automóvil, es la mejor opción y desde luego a precios muy recomendables. La mayoría de las compañías de alquiler más conocidas pueden encontrarse en el Aeropuerto Luis Muñoz Marín y alrededores de las ciudades más grandes. Las compañías locales ofrecen precios competitivos y servicio de gran calidad.
Nuestro viaje es intenso, el recibimiento espectacular y sorprende que cada rincón nos deja una fotografía, una imagen fija que se queda grabada en la memoria. El archipiélago de Puerto Rico incluye la isla principal de Puerto Rico, la más pequeña de las Antillas Mayores, y un número de cayos e islas más pequeñas, de las cuales las más grandes son Mona, Vieques y Culebra.
Hora de comer
Tanto caminar, tanto descubrir nos abre el apetito. Lo primero que se nos cruza por la mente son algunas de las comidas emblemáticas como el mofongo, los tostones, el lechón a la vara, y el arroz con habichuelas. Sólo pensarlo siento debilidad, pero nos encontramos a Manuela, nieta de españoles que nos anima a probar otras cosas. Nos cuenta que “la cocina puertorriqueña tiene mucho más que ofrecer. En años recientes, la isla se ha convertido en un paraíso para los “foodies” y el destino gastronómico favorito del Caribe. Se puede encontrar comida deliciosa en cualquier lugar.
Desde el chinchorro más humilde, a un “food truck”, al restaurante local de moda, o un restaurante gourmet de alta cocina, puedes estar seguro que donde sea que vayas tu paladar será seducido por nuestros sabores”. Hagamos caso a Manuela y dejémonos llevar por la gastronomía de esta joya de América.