David Agüera
No sabría cuantificar las veces que me han dicho «por protocolo Covid» al justificar que no podía realizar alguna actividad o disfrutar de algún servicio.
De hecho es una frase que ya se utiliza en los centros de salud, colegios, supermercados, aeropuertos… En fin, en todo aquello que afecta a nuestro día a día y que, con acierto en la mayoría de los casos, nos ha permitido mejorar datos y evitar nuevos contagios.
Después hay determinados momentos en los que ese «por protocolo Covid» parece más un chiste que otra cosa. Por ejemplo, cuando llegamos a un aeropuerto y si no eres viajero no pasas… y si entras (porque vas a volar) no te puedes sentar con tu acompañante ya que debes guardar asientos de distancia «por protocolo Covid», eso sí una vez en el avión sigues estando como en una lata de sardinas y ahí no te piden ni distancia, ni seguridad…
Eso mismo ocurre en los establecimientos cercanos al Metro. En tiendas, bares, mercados… te especifican el aforo permitido dentro del local con limitaciones que, a veces, rozan lo ridículo pero después cuando accedes al tren subterráneo ya no importa el aforo, más bien se lo pasan por el forro.
Pero lo que más me apasiona de toda esta situación es el comportamiento de algunas cadenas hoteleras. Por mi trabajo duermo en hoteles casi todas las semanas, ¿sabían ustedes que existe un «protocolo Covid» diferente por cada hotel? Aunque sean del mismo grupo hotelero.
Si han desaparecido los amenities y sólo te dejan una pastilla de jabón en el aseo, hoteles de 4 y 5 estrellas, es «por protocolo Covid». Se ve que el resto de amenities si contagian y la pastillita esa es anti virus.
Qué te eliminan todo del minibar y ya no te dejan ni la botella de agua de cortesía… pues el recepcionista te dice «por protocolo Covid» aunque en en un hotel de la misma cadena a 500 metros si te las dejen.
Que llegas al hotel a las 20.00 horas y ya han cerrado el pequeño bar de recepción y no te dan nada de comer hasta el desayuno… pues ya lo saben «es por protoco Covid» que en la cenas es donde de verdad ataca el bicho.
La cuestión es: ¿cuánto se han ahorrado los hoteleros por este tipo de medidas? ¿Alguien ha controlado si la disminución de servicios, que no de precio, está justificado? Da la sensación que el famoso «protocolo Covid» ha servido para disminuir el gasto en cuestiones que poco tiene que ver con la seguridad del cliente. Un cliente que traga y calla porque ante un » por protocolo Covid» ¿quién se atreve a protestar?