Redacción (Madrid)
Japón es un país lleno de maravillas naturales y culturales, y entre sus tesoros más preciados se encuentra Shirakawa-go, un pueblo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995. Situado en la región montañosa de Gifu, este lugar encantador ofrece a los visitantes una experiencia única que combina la tradición japonesa con la majestuosidad de la naturaleza.
Lo más notable de Shirakawa-go son sus casas gassho-zukuri, conocidas por sus tejados de paja en forma de manos unidas en oración. Estas estructuras únicas se remontan a varios siglos atrás y son un testimonio del ingenio arquitectónico de los habitantes de la región, que buscaban construir viviendas capaces de soportar las fuertes nevadas invernales. La disposición de los edificios también es notable, ya que están agrupados en comunidades que fomentan la colaboración y la solidaridad entre los residentes.
Al pasear por las calles empedradas de Shirakawa-go, los visitantes pueden sumergirse en el ambiente tranquilo y sereno del pueblo. Durante las diferentes estaciones del año, el paisaje cambia dramáticamente, desde el blanco manto de nieve en invierno hasta el exuberante verdor de los campos en primavera y verano. El otoño trae consigo una explosión de colores cuando los árboles se tiñen de tonos dorados y rojizos, creando un espectáculo visual impresionante.
Además de su belleza natural, Shirakawa-go ofrece a los visitantes la oportunidad de sumergirse en la cultura japonesa tradicional. Los viajeros pueden participar en talleres de artesanía local, como la fabricación de papel washi o la creación de muñecas kokeshi, que son una parte integral de la historia y la identidad del pueblo. La gastronomía local también es una delicia para los sentidos, con platos tradicionales como el soba de trigo sarraceno y el nabe de ternera, que se pueden disfrutar en acogedores restaurantes familiares.
Para aquellos que desean explorar más allá de las fronteras de Shirakawa-go, la región circundante ofrece numerosas actividades al aire libre, como senderismo, esquí y observación de la vida silvestre. El Parque Nacional de los Alpes Japoneses se encuentra a poca distancia en coche y es el hogar de paisajes montañosos espectaculares y una abundante flora y fauna.