Redacción (Madrid)
Venecia, la ciudad de los canales, es sinónimo de romance. Con sus laberínticas callejuelas, puentes encantadores y góndolas deslizándose por las aguas, Venecia ofrece el escenario perfecto para una cita inolvidable. Desde paseos al atardecer hasta cenas a la luz de las velas, aquí te presentamos cómo vivir una experiencia romántica en esta mágica ciudad italiana.
El comienzo de la magia
Ninguna cita en Venecia estaría completa sin un paseo en góndola. Subir a una de estas emblemáticas embarcaciones y deslizarse suavemente por los canales, pasando bajo puentes y junto a antiguas fachadas, es una experiencia que destila romance. Pide al gondolero que te lleve por los canales más tranquilos para disfrutar de una atmósfera más íntima. No olvides pedirle que te lleve bajo el Puente de los Suspiros, donde, según la leyenda, los amantes que se besan a su paso tendrán amor eterno.
Atardecer en la plaza de San Marcos
Después del paseo en góndola, dirígete a la icónica Plaza de San Marcos. Aquí, puedes disfrutar de la vista de la Basílica de San Marcos y el Campanile mientras el sol se pone, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados. Siéntate en una de las históricas cafeterías como Caffè Florian o Gran Caffè Quadri y disfruta de una bebida mientras escuchas música en vivo. El ambiente sereno y la belleza arquitectónica de la plaza al atardecer crean un entorno ideal para un momento romántico.
Cena a la luz de las velas
Para la cena, reserva una mesa en un restaurante con vistas a un canal o en una tranquila plaza. Lugares como Ristorante Da Fiore o Antiche Carampane ofrecen una deliciosa cocina italiana en un ambiente íntimo. Disfruta de especialidades locales como el risotto al nero di seppia (risotto con tinta de calamar) o las sarde in saor (sardinas en escabeche), acompañados de un buen vino italiano. La luz de las velas y la música suave de fondo crean una atmósfera mágica para disfrutar en pareja.
Paseo nocturno
Después de la cena, un paseo nocturno por las tranquilas calles y puentes de Venecia es imprescindible. La ciudad adquiere un aire místico bajo la luz de la luna y las farolas, con reflejos brillando en los canales. Camina sin rumbo fijo, perdiéndote en el laberinto de calles estrechas y puentes. Cada esquina y cada canal ofrecen vistas encantadoras que hacen de este paseo una experiencia inolvidable.