Redacción (Madrid)
Stonehenge, ubicado en la llanura de Salisbury en Wiltshire, Inglaterra, es uno de los monumentos megalíticos más famosos y misteriosos del mundo. Este impresionante círculo de piedras, cuya construcción se remonta a la Edad de Bronce y Neolítico, ha fascinado a arqueólogos, historiadores y visitantes durante siglos.
La construcción de Stonehenge se llevó a cabo en varias fases a lo largo de aproximadamente 1,500 años. Las primeras fases datan de alrededor del 3000 a.C., cuando se erigió un gran banco circular de tierra con una zanja. Las piedras icónicas que forman el círculo interior y los trilitos se colocaron en fases posteriores, alrededor del 2500 a.C.
Stonehenge está compuesto por dos tipos principales de piedras: los grandes sarsens, que pesan hasta 25 toneladas y provienen de Marlborough Downs a unos 32 kilómetros de distancia, y los más pequeños “bluestones”, que se cree que fueron transportados desde las colinas de Preseli en Gales, a más de 200 kilómetros de distancia. La logística de transportar y erigir estas piedras gigantes sigue siendo un misterio y un testimonio de la habilidad y organización de las comunidades prehistóricas.
El propósito exacto de Stonehenge sigue siendo objeto de debate y especulación. Algunas teorías sugieren que pudo haber sido un lugar de culto religioso, un sitio de entierro o un centro de curación. Sin embargo, una de las teorías más aceptadas es que Stonehenge funcionaba como un observatorio astronómico. La alineación precisa de las piedras con los solsticios de verano e invierno indica que los constructores tenían un profundo conocimiento de los ciclos solares.
Durante el solsticio de verano, el sol sale exactamente por encima de la piedra del talón, una piedra alta ubicada fuera del círculo principal, proyectando su luz directamente en el centro del monumento. Este evento sigue atrayendo a miles de personas cada año, quienes se congregan para presenciar el amanecer en este sitio histórico.
Stonehenge ha sido objeto de numerosas excavaciones arqueológicas y estudios científicos. Desde las primeras excavaciones en el siglo XVII hasta los proyectos de investigación más modernos, cada descubrimiento ha aportado nueva información sobre el monumento y la gente que lo construyó. Los recientes estudios utilizando técnicas avanzadas de radar de penetración terrestre han revelado estructuras subterráneas y otros monumentos cercanos, sugiriendo que Stonehenge formaba parte de un complejo ceremonial más amplio.