Redacción (Madrid)
Puno es una de las ciudades más fascinantes de Perú, ubicada a orillas del majestuoso lago Titicaca, el lago navegable más alto del mundo. Con una altitud de más de 3,800 metros sobre el nivel del mar, esta ciudad es un destino lleno de historia, tradiciones ancestrales y paisajes impresionantes. Conocida como la capital folclórica de Perú, Puno es famosa por sus festivales, su música y sus coloridos trajes típicos, que reflejan la herencia cultural de las civilizaciones que habitaron la región antes de la llegada de los españoles.
Uno de los mayores atractivos de Puno es el lago Titicaca, un cuerpo de agua que alberga diversas islas con comunidades que han mantenido vivas sus costumbres durante siglos. Las islas flotantes de los Uros son quizás las más emblemáticas, construidas con totora, una planta acuática que los habitantes utilizan para edificar sus viviendas, embarcaciones e incluso para su alimentación. Visitar estas islas es una experiencia única que permite conocer de cerca la forma de vida de los Uros, quienes han desarrollado un modo de existencia en armonía con el lago.
Otro destino imperdible en el lago Titicaca es la isla Taquile, famosa por su comunidad quechua y su excepcional arte textil, reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Los habitantes de Taquile han preservado una organización social basada en el trabajo colectivo y mantienen una economía autosostenible centrada en la agricultura, la pesca y la producción de tejidos artesanales.
Amantaní, otra de las islas del lago, es conocida por sus impresionantes paisajes y sus templos preincaicos dedicados a la Pachamama y al Pachatata. Pasar una noche en Amantaní permite experimentar la hospitalidad de sus habitantes, quienes reciben a los visitantes en sus hogares y los incluyen en sus actividades diarias, ofreciendo una inmersión en su cultura y tradiciones.
El centro de Puno es una combinación de arquitectura colonial y ambiente andino. La catedral de Puno, construida en el siglo XVIII, es un ejemplo del barroco andino y uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Las calles cercanas a la Plaza de Armas están llenas de cafés, restaurantes y tiendas donde se pueden encontrar productos artesanales, textiles y recuerdos de la región.