La Feria Internacional de Turismo (FITUR), organizada por IFEMA MADRID, ha dado inicio a su 45ª edición con la destacada presencia de SS.MM. Los Reyes de España. En el acto inaugural, fueron recibidos por José Vicente de los Mozos, Presidente del Comité Ejecutivo de IFEMA MADRID, acompañados por una destacada delegación de ministros, representantes gubernamentales y líderes del sector turístico provenientes de todos los rincones del mundo.
Durante la ceremonia, las autoridades recorrieron los pabellones del Recinto Ferial, explorando las innovadoras propuestas presentadas por empresas, destinos y expositores participantes. En esta edición, Brasil ocupa un lugar destacado como País Socio FITUR 2025, con un espacio central en el Pabellón 3. El Ministro de Turismo de Brasil, Celso Sabino; el Director-Presidente de EMBRATUR, Marcelo Freixo; y el Embajador de Brasil en España, Orlando Leite Ribeiro, tuvieron el honor de recibir a SS.MM. Los Reyes de España en el stand brasileño durante la inauguración oficial.
FITUR 2025 reúne a 9.500 empresas participantes, representantes de 156 países y 884 expositores titulares, entre los cuales 101 países cuentan con representación oficial. A lo largo de nueve pabellones de IFEMA MADRID, esta feria se desarrollará del 22 al 26 de enero, consolidándose nuevamente como el mayor punto de encuentro para el sector turístico.
La feria ofrece una plataforma única para compartir conocimientos, generar oportunidades de negocio y explorar destinos de todo el mundo. FITUR 2025 reafirma así su compromiso de liderazgo como referencia global en el ámbito del turismo, conectando a profesionales y promoviendo el crecimiento sostenible del sector.
El río Mekong, uno de los sistemas fluviales más majestuosos del mundo, serpentea a través del sudeste asiático como una arteria vital que nutre a millones de personas y alberga una biodiversidad sorprendente. Con una longitud aproximada de 4,350 kilómetros, el Mekong atraviesa seis países: China, Birmania (Myanmar), Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam. A lo largo de sus orillas, el visitante encontrará paisajes deslumbrantes, culturas milenarias y una vida cotidiana profundamente conectada con el río.
El viaje por el Mekong es un pasaje hacia la esencia del sudeste asiático. Desde su nacimiento en la meseta tibetana hasta su desembocadura en el delta en Vietnam, el río ofrece una diversidad paisajística y cultural única.
En China, donde el río es conocido como el Lancang, fluye a través de profundos cañones y montañas imponentes. Aquí, los aventureros pueden disfrutar de actividades como rafting en aguas bravas y trekking por las áreas rurales, donde los pueblos tibetanos y otras minorías étnicas brindan una cálida bienvenida.
A medida que el Mekong entra en Laos, se convierte en el alma del país. Una de las paradas más emblemáticas es Luang Prabang, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aquí, monasterios budistas se mezclan con una arquitectura colonial francesa, creando un ambiente de serenidad que invita a la reflexión. Otro punto destacado en Laos son las Si Phan Don, o las «Cuatro Mil Islas», un laberinto de islas en el río, ideal para relajarse o avistar delfines de agua dulce.
En Tailandia, el Mekong marca la frontera natural con Laos. Ciudades como Chiang Khan ofrecen vistas espectaculares del río, mientras que los mercados flotantes y los templos a lo largo de la ribera reflejan la rica herencia cultural del país.
Camboya alberga uno de los tramos más significativos del río. En Phnom Penh, el Mekong se encuentra con el río Tonlé Sap, formando un sistema fluvial que ha sustentado a la civilización jemer durante siglos. Más al norte, el Mekong es la puerta de entrada al complejo de templos de Angkor, una de las maravillas arquitectónicas más impresionantes del mundo.
Finalmente, el río desemboca en el delta del Mekong en Vietnam, un laberinto de canales y arrozales que forman la región agrícola más productiva del país. Aquí, los visitantes pueden explorar mercados flotantes como el de Cai Rang, probar frutas tropicales frescas y recorrer los canales en botes tradicionales.
El Mekong no solo es un recurso vital para los humanos, sino también un refugio para una de las mayores biodiversidades del mundo. Alberga más de 1,200 especies de peces, incluidos gigantes como el pez gato del Mekong y la raya de agua dulce, que pueden alcanzar tamaños sorprendentes. Además, sus riberas son hogar de aves, mamíferos y reptiles únicos, muchos de ellos en peligro de extinción.
Las áreas protegidas, como la región de los humedales de Tonlé Sap y el Parque Nacional de Nam Et-Phou Louey en Laos, son esenciales para conservar esta riqueza natural. Los ecotours en estas zonas ofrecen la oportunidad de avistar especies emblemáticas mientras se contribuye a su protección.
Más allá de su belleza natural, el Mekong es un hilo conductor que une a las comunidades a lo largo de su curso. Para millones de personas, el río no solo proporciona agua, sino también sustento a través de la pesca y la agricultura. Las tradiciones, festivales y modos de vida giran en torno a este gigante fluvial, lo que convierte a cada parada en una oportunidad para aprender y conectarse con culturas vibrantes.
Entre los eventos más destacados se encuentra el Festival de la Luna de Agua en Camboya, que celebra el cambio en la dirección del flujo del río Tonlé Sap, y el Festival de las Luces en Tailandia y Laos, donde se lanzan linternas flotantes al río para pedir buena suerte.
A pesar de su grandeza, el Mekong enfrenta desafíos significativos. La construcción de represas, la sobrepesca y el cambio climático están alterando el ecosistema del río y amenazando las formas de vida tradicionales. Los esfuerzos de conservación se han intensificado en los últimos años, pero todavía queda mucho por hacer para garantizar que este tesoro natural y cultural se preserve para las futuras generaciones.
Un viaje por el río Mekong es mucho más que una experiencia turística; es un encuentro con la naturaleza en su forma más pura y con culturas que han florecido gracias a este río durante siglos. Desde los imponentes paisajes de las montañas de China hasta la tranquilidad del delta vietnamita, el Mekong ofrece algo para todos: aventura, serenidad, historia y conexión. Explorar el Mekong es, sin duda, descubrir el alma del sudeste asiático.
Enclavado entre montañas, ríos caudalosos y una rica historia cultural, Laos es un destino que ofrece a los viajeros una experiencia auténtica y serena en el corazón del Sudeste Asiático. Este pequeño país sin salida al mar, ubicado entre Tailandia, Vietnam, China, Myanmar y Camboya, cautiva a sus visitantes con paisajes vírgenes, templos antiguos y una hospitalidad genuina que parece haberse mantenido intacta a lo largo del tiempo.
Laos, oficialmente conocido como la República Democrática Popular Lao, tiene una rica herencia histórica que se remonta al antiguo Reino de Lan Xang, también conocido como «El Reino del Millón de Elefantes». Este reino, fundado en el siglo XIV, fue un importante centro cultural y político en la región. Aunque el país enfrentó siglos de colonización francesa y conflictos durante la Guerra de Vietnam, Laos ha conservado su esencia cultural.
La religión predominante, el budismo theravada, impregna todos los aspectos de la vida cotidiana. Los templos, conocidos como wats, son el corazón de cada comunidad, y las tradiciones budistas se reflejan en festivales como el Pi Mai Lao (Año Nuevo Lao) y las procesiones de monjes al amanecer.
La capital, Vientiane, a orillas del río Mekong, es una mezcla fascinante de influencias coloniales francesas y arquitectura tradicional. Los visitantes pueden explorar el Pha That Luang, el monumento budista más importante del país, que brilla con un dorado espectacular bajo el sol. Otros lugares destacados incluyen el Patuxai, un arco del triunfo que honra a los caídos durante la lucha por la independencia, y el mercado nocturno junto al Mekong, donde los viajeros pueden degustar especialidades locales como la laap, una ensalada de carne picada con hierbas y especias.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Luang Prabang es una joya cultural rodeada de montañas y situada en la confluencia de los ríos Mekong y Nam Khan. Este pequeño pueblo es famoso por su atmósfera tranquila, sus templos ornamentados y su proceso diario de limosnas, en el que los monjes descalzos recorren las calles en busca de ofrendas al amanecer.
El Templo Wat Xieng Thong, con sus intrincados mosaicos y tejados en cascada, es una obra maestra de la arquitectura budista. También es imprescindible subir los 328 escalones del Monte Phousi para disfrutar de una vista panorámica de la ciudad al atardecer.
Laos es un paraíso para los amantes de la naturaleza. Desde las impresionantes cuevas de Vang Vieng hasta las cascadas de Kuang Si, el país ofrece una amplia gama de paisajes que invitan a la exploración.
El río Mekong, la arteria vital de Laos, es el escenario perfecto para realizar cruceros tranquilos mientras se observan pequeños pueblos y campos de arroz a lo largo de sus orillas. Al sur, las 4000 islas, o Si Phan Don, son un lugar ideal para relajarse en hamacas mientras se disfruta del ritmo pausado de la vida rural.
Los viajeros más aventureros pueden explorar la meseta de Bolaven, famosa por sus plantaciones de café, cascadas escondidas y selvas exuberantes. Aquí, la hospitalidad local en pequeñas aldeas tribales ofrece una visión única de la diversidad étnica de Laos.
Laos se ha consolidado como un destino líder en ecoturismo en el Sudeste Asiático. Los parques nacionales, como el Parque Nacional Nam Et-Phou Louey, ofrecen actividades como senderismo y safaris nocturnos para observar la vida silvestre. Además, las áreas rurales permiten a los visitantes interactuar con comunidades locales y aprender sobre prácticas agrícolas tradicionales.
Para los buscadores de adrenalina, actividades como tubing, escalada en roca y kayak en Vang Vieng son una opción emocionante.
La cocina laosiana es una de las más subestimadas del Sudeste Asiático. Los sabores frescos y especiados, combinados con el uso abundante de hierbas, hacen de cada plato una experiencia única. Entre los platos más destacados se encuentran el tam mak hoong (ensalada de papaya verde), el khao niaw (arroz pegajoso) y el or lam, un guiso a base de carne, hierbas y berenjena.
Los mercados locales, como el mercado nocturno de Luang Prabang, son lugares ideales para probar bocados callejeros como salchichas laosianas y brochetas a la parrilla.
Laos es un país que invita a los viajeros a desconectarse del ritmo frenético del mundo moderno y a sumergirse en un entorno donde la naturaleza, la espiritualidad y la hospitalidad se entrelazan armoniosamente. Ya sea explorando templos en Luang Prabang, navegando por el Mekong o relajándose en una de las 4000 islas, Laos promete una experiencia inolvidable llena de descubrimientos.
En un mundo cada vez más globalizado, Laos se erige como un refugio de autenticidad, listo para cautivar a quienes buscan algo más que un destino turístico: una conexión real con el alma de un país.
El Ayuntamiento de l’Alfàs del Pi acude este miércoles a la Feria Internacional de Turismo, Fitur 2025, donde va a permanecer promocionando su patrimonio natural y cultural durante toda esta semana, hasta el 26 de enero, en el recinto de Ifema Madrid, aprovechando para celebrar la presentación del cartel de la próxima edición del Festival de Cine y Cortometrajes, como su principal reclamo turístico, en el mejor de los escenarios, la Feria de referencia y líder en el sector turístico, a la que asisten 9.500 empresas procedentes de 156 países y 884 expositores titulares. L’Alfàs estará un año más al abrigo del Patronato Costa Blanca, junto a la oferta de los 141 municipios alicantinos.
El miércoles 22 de enero a las 17:30 horas se va a presentar en Fitur el cartel del 37 Festival de Cine y Cortometrajes de l’Alfàs. Uno de los certámenes nacionales de cortometrajes que mayor cuantía en premios destina a su sección competitiva, con un total de 8.000 euros. El Festival concede un primer premio, dotado con 4.000 euros y Faro de Plata, un segundo premio de 2.000 euros y un tercer premio de 1.000 euros, además de un premio al Mejor Cortometraje Valenciano y otro al Mejor Cortometraje dirigido por Mujeres, dotados ambos de 500 euros.A continuación la Asociación de Agencias de Viaje de Benidorm y la Costa Blanca, (Avibe), presentará la nueva campaña promocional de l’Alfàs, cuyo objetivo es difundir sus múltiples atractivos como destino turístico sostenible y saludable.
Horas antes, a las 14:15 horas, en el espacio de la Costa Blanca, tendrá lugar la ratificación del convenio de colaboración suscrito hace un año el entre Ayuntamiento de l’Alfàs con HOSBEC, la Asociación Empresarial Hotelera y Turística de la Comunitat Valenciana. El jueves 23 de enero a las 12:00 horas en la plaza de Callao de Madrid l’Alfàs junto al Patronato Provincial alicantino, saldrá del recinto ferial al centro de la capital, en un espacio de 120 metros cuadrados donde un cubo de 5 metros por tres de altura a modo de pantalla gigante, será el fondo audiovisual usado para difundir la oferta patrimonial y cultural del municipio.
Junto al alcalde, Vicente Arques, estará en Fitur Luis Larrodera, director del Festival de Cine y Cortometrajes de l’Alfàs del Pi, rodando el primer acto oficial del Certamen, en uno de los marcos internacionales más importantes, por tratarse de uno de los principales reclamos turísticos de esta localidad alicantina, no solo a nivel local y comarcal sino provincial y autonómico, como viene reconociéndose desde sus orígenes, y a nivel supramunicipal. El Festival de Cine de l’Alfàs afronta su 37 aniversario, y se reivindica desde Fitur como uno de los principales reclamos turísticos, no solo de l’Alfàs sino de toda la comarca.
Identificado como un destino saludable “de película”, que salvaguarda su patrimonio cultural y natural “sacando el cine a la calle durante diez días, con actividades paralelas y para todos los públicos de todas las edades”, no solo para los amantes del séptimo arte, un festival que ha mantenido su identidad y es el resultado del esfuerzo de un amplio equipo humano, que ha logrado posicionarlo en un espacio propio.Un festival con una única sección a concurso, la de cortometrajes, que pone el foco en el fomento y la producción audiovisual, la creatividad y el talento con 8.000 euros en premios.
Cuando pensamos en destinos turísticos en Cuba, nombres como Varadero, La Habana o Cayo Coco suelen dominar las conversaciones. Sin embargo, entre los vastos paisajes de la isla, existe un rincón mágico que permanece relativamente desconocido para el gran público: la Ciénaga de Zapata, ubicada en la provincia de Matanzas. Este ecosistema, considerado la mayor área húmeda del Caribe insular, es una joya para los amantes de la naturaleza, la aventura y la tranquilidad.
Con más de 4,000 km² de extensión, la Ciénaga de Zapata alberga una biodiversidad única. Este entorno protegido, reconocido como Reserva de la Biosfera por la UNESCO, es hogar de más de 900 especies de plantas, 175 de aves y un número impresionante de reptiles y mamíferos. Los visitantes pueden avistar al majestuoso cocodrilo cubano en su hábitat natural o deleitarse con el canto del tocororo, el ave nacional de Cuba. Este lugar es un paraíso para los observadores de aves, con senderos que llevan a miradores estratégicos donde la fauna se despliega en todo su esplendor.
Más allá de su riqueza ecológica, la Ciénaga de Zapata ofrece experiencias únicas para los aventureros. Desde caminatas guiadas a través de los manglares hasta paseos en lancha por la impresionante Laguna del Tesoro, cada actividad revela un nuevo matiz de este destino. En el recorrido, se puede visitar la Aldea Taína, una reconstrucción histórica que rinde homenaje a las comunidades indígenas que habitaron la zona antes de la colonización. Las esculturas de tamaño real, obra de la reconocida artista cubana Rita Longa, narran historias del pasado que conectan a los visitantes con las raíces culturales de Cuba.
Por otro lado, la Cueva de los Peces, un cenote de agua cristalina rodeado de frondosa vegetación, ofrece oportunidades de buceo y snorkel inigualables. Este lugar es un imán para los entusiastas del buceo gracias a sus paredes de coral, su fauna marina y la posibilidad de explorar un entorno único en la isla.
Lo que distingue a la Ciénaga de Zapata de otros destinos es su compromiso con la sostenibilidad. Las autoridades locales, junto con diversas iniciativas privadas, trabajan para garantizar que el turismo en la región no afecte su delicado equilibrio ecológico. Las actividades están diseñadas para respetar el entorno natural, y muchas de las instalaciones turísticas tienen certificaciones ambientales que avalan su compromiso con la preservación.
A pesar de su riqueza natural y cultural, la Ciénaga de Zapata sigue siendo un destino poco concurrido, lo que lo convierte en un refugio ideal para quienes buscan una conexión auténtica con la naturaleza. Aquí no hay grandes complejos hoteleros ni bullicio urbano; lo que predomina es la tranquilidad, el susurro de los manglares y el canto de las aves.
Visitar la Ciénaga de Zapata es sumergirse en un entorno donde el tiempo parece detenerse. Es una invitación a redescubrir el Caribe desde una perspectiva diferente: lejos de las playas de arena blanca y los resorts, y más cerca de la autenticidad, la biodiversidad y el alma de Cuba.
Las Islas Ballestas son un conjunto de pequeñas islas ubicadas en la costa sur de Perú, en el océano Pacífico, cerca de la ciudad de Paracas, en la región de Ica. Estas islas, conocidas como «las Galápagos de los pobres», son un paraíso natural de biodiversidad, famoso por su rica fauna marina y paisajes impresionantes. Son parte de la Reserva Nacional de Paracas, una de las áreas protegidas más importantes del país, y atraen a miles de turistas cada año.
Un santuario de vida silvestre
Las Islas Ballestas son hogar de una impresionante variedad de especies de fauna, tanto marina como de aves. Estas islas y sus alrededores son consideradas un ecosistema crucial para la conservación de varias especies. Entre las aves más destacadas que habitan las islas se encuentran los pingüinos de Humboldt, gaviotas, pelícanos, cormoranes y otras aves marinas, que utilizan las rocas y acantilados como lugar de nidificación. El ambiente marino que rodea las islas es igualmente notable. Las aguas ricas en nutrientes atraen una gran cantidad de focas y lobos marinos que se congregan en las costas, ofreciendo un espectáculo natural fascinante. Además, las aguas circundantes son el hogar de diversas especies de delfines, tiburones, y una gran variedad de peces, lo que hace de las Islas Ballestas un lugar ideal para el avistamiento de fauna marina.
Un ecosistema único
El ecosistema de las Islas Ballestas se beneficia de la corriente de Humboldt, una corriente fría de aguas ricas en nutrientes que fluye desde la Antártida hacia la costa de Sudamérica. Esta corriente favorece la proliferación de plancton, lo que atrae a una gran cantidad de peces y, en consecuencia, a las aves y mamíferos marinos que dependen de estos recursos para sobrevivir. Esto convierte a las islas en un destino privilegiado para observadores de la naturaleza, biólogos y turistas interesados en el ecoturismo. A pesar de su belleza y biodiversidad, las Islas Ballestas enfrentan amenazas como la pesca ilegal, el turismo desmedido y el cambio climático. Las autoridades peruanas han tomado medidas para proteger el área, restringiendo el acceso a algunas partes de las islas y promoviendo un turismo sostenible que respete los ecosistemas locales.
Turismo y acceso
Las Islas Ballestas están a aproximadamente 30 minutos en bote desde el puerto de El Chaco, en la península de Paracas. Los turistas pueden realizar excursiones en botes que navegan alrededor de las islas, brindando vistas espectaculares de las formaciones rocosas, las aves en sus nidos, y los mamíferos marinos que habitan la zona. Durante el recorrido, también es posible observar el «Candelabro», un misterioso geoglifo tallado en la ladera de una colina cercana, cuya finalidad y origen aún son objeto de debate. Es importante destacar que el acceso a las islas está regulado para minimizar el impacto ambiental y proteger la vida silvestre. Los botes de los turistas deben mantenerse a una distancia segura de las islas y se realizan visitas guiadas para educar a los visitantes sobre la importancia de conservar este ecosistema único.
Importancia cultural y natural
Las Islas Ballestas no solo son un tesoro natural, sino que también tienen una importancia histórica y cultural. Se cree que estas islas fueron utilizadas por las antiguas culturas de la región para la recolección de guano, un fertilizante natural producido por las aves marinas, que fue de gran valor en el comercio internacional durante los siglos XIX y XX. Esta actividad dejó rastros de asentamientos humanos y vestigios arqueológicos en la zona. En la actualidad, las Islas Ballestas representan un símbolo de la riqueza natural y cultural de Perú, y su conservación es crucial para el equilibrio ecológico de la región. El gobierno peruano y las organizaciones de conservación trabajan en conjunto para proteger este delicado ecosistema, asegurando que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando de su biodiversidad.
Redacción (Madrid) Las Cuevas de Bellamar, situadas en la provincia de Matanzas, Cuba, son uno de los principales atractivos turísticos del país y un sitio cargado de historia, misterio y belleza natural. Descubiertas en 1861, estas cuevas representan un destino fascinante tanto para los amantes de la naturaleza como para aquellos interesados en el mundo subterráneo y su riqueza geológica.
Con más de 23 kilómetros explorados, las Cuevas de Bellamar son un complejo subterráneo de estalactitas, estalagmitas y otras formaciones calcáreas que han sido moldeadas durante más de 300,000 años. Estas formaciones, fruto del depósito continuo de minerales por el agua que se filtra a través de las rocas, crean un escenario casi mágico que sorprende a los visitantes.
Uno de los espacios más impresionantes es la llamada Galería de la Gotera, conocida por sus delicadas formaciones cristalinas. Otros puntos destacados incluyen la Fuente de Amor, un pequeño manantial subterráneo, y la Capilla de las Doce Columnas, un espacio que parece un templo natural debido a la disposición de las estalagmitas.
La historia de las Cuevas de Bellamar comenzó de manera fortuita en 1861, cuando un trabajador agrícola descubrió una abertura en el suelo tras romperse una roca calcárea. Desde entonces, las cuevas se convirtieron en un importante sitio de exploración y atracción para científicos y turistas de todo el mundo.
El complejo no solo es un espectáculo geológico, sino también un lugar que ha inspirado leyendas locales. Una de las más conocidas es la del Indio Cimarrón, un espíritu que, según los relatos, protege las cuevas y sus secretos.
Las Cuevas de Bellamar no solo son un lugar de interés turístico, sino también un laboratorio natural para geólogos y biólogos. Su interior alberga fósiles, minerales raros y microorganismos adaptados a la vida subterránea, lo que las convierte en un importante espacio de estudio sobre la evolución del paisaje cubano.
Riga, la capital de Letonia, se ha consolidado como un destino imprescindible en el norte de Europa, donde la riqueza histórica y cultural se entrelaza con un dinamismo moderno que cautiva a visitantes de todo el mundo. Situada estratégicamente a orillas del río Daugava, esta ciudad, la más grande de los países bálticos, ofrece una mezcla única de arquitectura, gastronomía y vida urbana vibrante.
Patrimonio Histórico y Arquitectónico
Fundada en 1201, Riga ha sido testigo de una historia marcada por el comercio, la influencia germánica y las ocupaciones extranjeras. Este pasado diverso se refleja en su arquitectura, especialmente en su célebre casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997. Entre sus mayores atractivos destacan las intrincadas fachadas del Art Nouveau, por las cuales Riga es conocida como la “capital europea del Art Nouveau”. Calles como Alberta iela y Elizabetes iela están salpicadas de edificios que exhiben figuras mitológicas, ornamentos florales y detalles arquitectónicos que transportan a otra época. Este estilo se combina con edificios medievales, como la Casa de las Cabezas Negras, una joya renacentista reconstruida con precisión tras su destrucción en la Segunda Guerra Mundial.
Una Ciudad en Constante Evolución
A pesar de su herencia histórica, Riga es también una ciudad moderna en constante transformación. El distrito de Spīķeri, antiguamente un complejo de almacenes del siglo XIX, se ha convertido en un vibrante centro cultural con galerías de arte, restaurantes y un mercado gastronómico que refleja la creatividad contemporánea de la ciudad. El Mercado Central de Riga es uno de los más grandes de Europa, ofrece una experiencia única. Ubicado en antiguos hangares de dirigibles, este espacio combina tradición y modernidad, con puestos que van desde productos frescos locales hasta delicias típicas como el pan de centeno, el queso ahumado y los arenques marinados.
La Cultura y el Espíritu Letón
Riga es también el corazón cultural de Letonia, conocida por ser el epicentro del Dziesmu un Deju Svētki (Festival de la Canción y la Danza), un evento declarado Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO. Esta celebración, que reúne a miles de personas para cantar y bailar en coros y grupos folklóricos, destaca la identidad nacional letona y su profundo vínculo con la música.La ciudad cuenta con una vibrante escena artística. El Museo Nacional de Arte de Letonia y los teatros de la ciudad, como la Ópera Nacional de Letonia, ofrecen un programa que va desde obras clásicas hasta expresiones contemporáneas.
Un Destino Todo el Año
Riga es un destino que puede disfrutarse en cualquier estación. En verano, el clima suave invita a explorar sus parques, pasear por las orillas del río Daugava o disfrutar de festivales al aire libre. Durante el invierno, la ciudad se transforma en un lugar mágico, con mercados navideños en la Plaza de la Catedral, iluminaciones festivas y la posibilidad de patinar sobre hielo.
Redacción (Madrid) Ubicadas a unos 13 kilómetros al norte de Kuala Lumpur, las Batu Caves son uno de los destinos turísticos más emblemáticos de Malasia. Este conjunto de cuevas y templos no solo destaca por su majestuosidad natural, sino también por su profunda relevancia religiosa y cultural, especialmente para la comunidad hindú.
Las Batu Caves se encuentran dentro de una colina de piedra caliza que tiene más de 400 millones de años. Este sitio alberga una serie de cuevas y formaciones rocosas que han sido moldeadas por la naturaleza durante milenios. Su nombre proviene del río Batu, que fluye cerca del lugar, y en malayo significa “cuevas de Batu”.
El complejo incluye tres cuevas principales y varias más pequeñas, cada una con sus propios encantos y características únicas. La más destacada es la Catedral Cueva o Templo Cueva, conocida por su enorme espacio y por albergar santuarios hindúes dedicados al dios Murugan. Esta cueva se encuentra en la cima de una empinada escalera de 272 escalones, adornada con vibrantes colores y flanqueada por monos juguetones que se han convertido en una atracción en sí mismos.
Uno de los elementos más icónicos de las Batu Caves es la imponente estatua dorada del dios Murugan, que se alza frente a la entrada principal. Con una altura de 42,7 metros, esta estatua es la más alta del mundo dedicada a esta deidad hindú. Es un símbolo de orgullo y devoción para los fieles, así como un espectáculo impresionante para los visitantes.
Las Batu Caves son un sitio de gran importancia para la comunidad hindú de Malasia, especialmente durante el festival anual de Thaipusam. Este evento atrae a cientos de miles de devotos y turistas, quienes llegan para presenciar las ceremonias y procesiones que tienen lugar en honor al dios Murugan. Los devotos suelen cumplir votos llevando ofrendas en elaborados kavadi (estructuras decoradas) o caminando descalzos como acto de penitencia.
Durante Thaipusam, las Batu Caves se transforman en un escenario vibrante de fe, música y color, reflejando la rica diversidad cultural de Malasia.
El Museo Guggenheim de Bilbao es mucho más que un museo; es un símbolo del renacimiento cultural y económico de una ciudad que encontró en el arte y la arquitectura una nueva identidad. Desde su inauguración en 1997, este espacio se ha convertido en uno de los destinos turísticos más importantes de España y del mundo, atrayendo a millones de visitantes con su propuesta única de arte contemporáneo, diseño vanguardista y su impacto en el paisaje urbano.
Diseñado por el renombrado arquitecto canadiense Frank Gehry, el edificio del Guggenheim es una obra maestra de la arquitectura contemporánea. Su estructura de formas curvilíneas y orgánicas, recubierta de titanio, cristal y piedra caliza, desafía las convenciones tradicionales del diseño arquitectónico. Inspirado en la geografía y el carácter industrial de Bilbao, Gehry creó una construcción que parece un barco encallado a orillas de la ría, en homenaje al pasado marítimo de la ciudad.
El museo no solo es un espacio para exhibir arte, sino una obra de arte en sí misma. Su diseño juega con la luz natural, creando reflejos que cambian según la hora del día y la estación del año, otorgando al edificio una apariencia dinámica y viva. Este enfoque innovador ha convertido al Guggenheim en un referente mundial de arquitectura y diseño urbano.
En su interior, el Guggenheim alberga una impresionante colección de arte contemporáneo que abarca desde mediados del siglo XX hasta la actualidad. Artistas de renombre como Jeff Koons, Richard Serra, Jenny Holzer, Anselm Kiefer y Louise Bourgeois tienen obras icónicas dentro de sus galerías.
Entre las instalaciones más destacadas se encuentra «La materia del tiempo» de Richard Serra, una serie de enormes esculturas de acero que invitan al espectador a caminar entre ellas, creando una experiencia inmersiva. Otra obra emblemática es «Puppy» de Jeff Koons, un perro gigante hecho de flores vivas que recibe a los visitantes en la entrada del museo y que se ha convertido en uno de los símbolos de Bilbao.
El museo también organiza exposiciones temporales que incluyen obras de artistas internacionales, explorando diversas disciplinas como la pintura, la escultura, el videoarte y las instalaciones interactivas. Estas exposiciones refuerzan la misión del Guggenheim de ser un espacio dinámico que conecta el pasado, el presente y el futuro del arte.
El impacto del Museo Guggenheim trasciende lo cultural; ha sido el eje central de la transformación urbana de Bilbao. Antes de su construcción, la ciudad enfrentaba un declive industrial que dejó barrios deteriorados y altos índices de desempleo. Sin embargo, con la llegada del Guggenheim, Bilbao experimentó lo que hoy se conoce como el “Efecto Guggenheim”.
La apertura del museo impulsó una regeneración urbana que incluyó la modernización de la ría, la construcción de nuevos espacios públicos y la mejora de la infraestructura de transporte. Además, atrajo inversiones privadas, dinamizó el turismo y convirtió a Bilbao en un referente mundial de desarrollo sostenible. Hoy, la ciudad combina su pasado industrial con un presente vibrante y cosmopolita, posicionándose como un modelo de reinvención urbana.
Visitar el Guggenheim no se limita a explorar el interior del museo; también implica disfrutar de su entorno. El edificio está rodeado de esculturas al aire libre que forman parte de la experiencia, como «Mamá», la imponente araña de Louise Bourgeois, o «El gran árbol y el ojo», de Anish Kapoor.
La ría de Bilbao, que bordea el museo, ofrece paseos en barco o a pie, mientras que los puentes cercanos, como el Puente de La Salve, añaden un toque escultural al paisaje. Además, la ciudad cuenta con una vibrante escena gastronómica, liderada por los famosos pintxos y restaurantes con estrellas Michelin, que complementan perfectamente la experiencia cultural del museo.
El Museo Guggenheim de Bilbao no solo es un destino obligado para los amantes del arte y la arquitectura, sino también un ejemplo de cómo la cultura puede transformar profundamente una ciudad y su comunidad. Con su audaz diseño, sus colecciones de arte contemporáneo y su capacidad para reinventar el espacio urbano, el Guggenheim se erige como un símbolo de innovación, creatividad y resiliencia.
Visitar este museo es adentrarse en un espacio donde el arte y la arquitectura dialogan con el paisaje, invitando a reflexionar sobre el poder de la cultura para moldear el futuro. Bilbao, gracias al Guggenheim, ya no es solo una ciudad, sino un destino global que inspira a todos aquellos que buscan la belleza y la transformación.