
Redacción (Madrid)
Viajar con amigos es una de esas experiencias que se quedan grabadas para siempre. No se trata solo de conocer lugares nuevos, sino de compartir aventuras, risas inesperadas, planes improvisados y momentos que, con el tiempo, se convierten en anécdotas eternas. Elegir el destino ideal puede marcar la diferencia entre un buen viaje y uno inolvidable, y el mundo está lleno de rincones perfectos para descubrir en compañía.

Barcelona es una ciudad que lo tiene todo para un grupo de amigos. Playas, cultura, vida nocturna y gastronomía. Desde recorrer las coloridas calles del barrio Gótico hasta ver el atardecer desde los búnkers del Carmel, cada día ofrece algo distinto. Por la noche, bares y discotecas de todos los estilos se reparten entre El Raval y la Vila Olímpica, donde la fiesta parece no tener fin.

Si el grupo busca naturaleza, fiesta y libertad, Tulum, en México, se ha convertido en un destino soñado. Las playas de arena blanca y aguas turquesa conviven con cenotes escondidos y ruinas mayas frente al mar. Por la noche, el ambiente bohemio y las fiestas en la selva crean una atmósfera mágica y salvaje que parece sacada de otro mundo.

Para quienes prefieren una escapada urbana y vibrante, Berlín ofrece una mezcla irresistible de historia, arte y vida alternativa. La ciudad invita a recorrerla en bici, descubrir clubes icónicos como Berghain o Sisyphos, explorar mercados callejeros, o simplemente perderse por sus barrios más creativos como Kreuzberg o Friedrichshain. Berlín no duerme, y los recuerdos que deja son tan intensos como la ciudad misma.

En Asia, Bali es el paraíso para los grupos que buscan espiritualidad, surf, paisajes de película y noches relajadas junto al mar. Desde practicar yoga en Ubud hasta salir de fiesta en Canggu o Seminyak, la isla ofrece una combinación de relax y diversión difícil de igualar. Además, el alojamiento es asequible y abundan las villas privadas perfectas para compartir entre varios.

Y si el plan es vivir una experiencia más salvaje, un road trip por Islandia es la mejor forma de conectar con la naturaleza y con el grupo. Volcanes, cascadas, glaciares, aguas termales… Cada parada en el camino parece irreal. Acampar bajo las estrellas o bañarse en aguas calientes rodeados de nieve es el tipo de recuerdo que une para siempre.

No importa el destino tanto como la energía con la que se viaja. Lo importante es encontrar ese lugar donde el mundo se detiene por un momento y los días se llenan de vida. Viajar con amigos no es solo irse lejos, es acercarse más a quienes caminan a nuestro lado, y descubrir juntos lo extraordinario dentro de lo cotidiano.