
Redacción (Madrid)
En una época donde la rapidez suele ser sinónimo de eficiencia, todavía existen formas de viajar que desafían el ritmo vertiginoso de la vida moderna. España, con su vasta red ferroviaria y su profunda tradición ferroviaria, es hogar de algunos de los trenes más lujosos de Europa. Lejos de ser simples medios de transporte, estos trenes ofrecen experiencias que combinan historia, confort y alta gastronomía sobre rieles. Subirse a uno de ellos es embarcarse en un viaje al pasado con todas las comodidades del presente.

Conocido como el “Orient Express español”, el Transcantábrico Gran Lujo es posiblemente el tren más prestigioso del país. Recorre la costa norte, desde San Sebastián hasta Santiago de Compostela, atravesando paisajes verdes y montañosos, pueblos pesqueros y joyas patrimoniales. Cada suite del tren es una pequeña obra de arte: amplias, elegantemente decoradas y equipadas con cama matrimonial, sala de estar, baño privado con ducha de hidromasaje y conexión Wi-Fi. La gastronomía a bordo es otro de sus pilares, con menús diseñados por reconocidos chefs que rinden homenaje a la cocina del norte de España. Durante el día, los viajeros disfrutan de excursiones exclusivas y catas privadas, mientras que por la noche el tren se detiene para permitir un descanso absoluto.

El Tren Al Ándalus invita a descubrir el alma del sur de España en un ambiente palaciego. Este tren recorre ciudades emblemáticas como Sevilla, Córdoba, Granada, Ronda y Cádiz, evocando la elegancia de los viajes de la Belle Époque. Sus coches, construidos originalmente en Francia en los años 20 para la realeza británica, han sido restaurados con un gusto exquisito. Cabinas decoradas con maderas nobles, salones climatizados y un servicio impecable acompañan al pasajero en un viaje donde el flamenco, la arquitectura islámica y la cocina andaluza son protagonistas. Todo está pensado para que el trayecto sea tan memorable como los destinos.

Otra joya sobre raíles es el Costa Verde Express, el hermano pequeño del Transcantábrico pero con una propuesta igualmente encantadora. También recorre la cornisa cantábrica, pasando por Oviedo, Santander, Bilbao o Gijón, combinando paisajes de ensueño con una experiencia más íntima y relajada. El diseño del tren mezcla el estilo clásico con toques contemporáneos. Sus cabinas son cómodas y acogedoras, y los vagones salón ofrecen un espacio ideal para socializar o simplemente admirar el paisaje a través de sus ventanales panorámicos. Una propuesta ideal para quienes buscan lujo sin ostentación.

Lo que une a estos trenes no es solo su estética refinada o su servicio de cinco estrellas, sino su capacidad para ofrecer algo que rara vez se encuentra en los medios de transporte modernos: tiempo. Tiempo para contemplar el paisaje, para saborear una copa de vino mientras el tren serpentea entre montañas, para conversar sin prisas o simplemente para dejarse llevar. Los trenes de lujo en España no compiten con la velocidad del AVE; compiten con la prisa de la vida moderna. Son una invitación al viaje lento, sensorial y lleno de matices. Porque, al fin y al cabo, hay trayectos que merecen ser vividos a otro ritmo.