
Redacción (Madrid)
En el extremo oriental de Cuba, entre montañas cubiertas de selva y ríos cristalinos, se encuentra Baracoa, la primera ciudad fundada por los españoles en la isla. Establecida el 15 de agosto de 1511 por Diego Velázquez de Cuéllar, bajo el nombre de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, esta ciudad es conocida como la «Ciudad Primada» por ser el asentamiento colonial más antiguo de Cuba.
Baracoa cautiva con su entorno natural exuberante. Rodeada por la Sierra del Purial y bañada por el Océano Atlántico, la ciudad está enclavada entre ríos como el Toa, el más caudaloso de Cuba, y el Miel. El Yunque, una montaña con forma de yunque que se eleva a 575 metros sobre el nivel del mar, es un símbolo distintivo de la región.

El aislamiento geográfico de Baracoa, debido a su ubicación entre montañas, la mantuvo relativamente apartada del resto de la isla hasta la construcción en 1964 de la carretera La Farola, una obra de ingeniería que conecta la ciudad con Guantánamo a través de un serpenteante trayecto montañoso con impresionantes vistas panorámicas.
La ciudad conserva vestigios de su rica historia. La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción alberga la Cruz de la Parra, considerada una de las 29 cruces que Cristóbal Colón colocó en sus viajes y la única que se conserva en Cuba. Fortalezas como El Castillo y Matachín, construidas para defender la ciudad de ataques piratas, hoy sirven como museos y hoteles que narran el pasado colonial de Baracoa.
La gastronomía local es otro de sus atractivos. Platos como el bacán, elaborado con plátano verde y envuelto en hojas de plátano, y el cucurucho, una mezcla dulce de coco, miel y frutas tropicales, reflejan la fusión de tradiciones indígenas, africanas y europeas.
Baracoa también es puerta de entrada al Parque Nacional Alejandro de Humboldt, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que alberga una biodiversidad única con numerosas especies endémicas de flora y fauna.