
Redacción (Madrid)
Cuando se habla de turismo en República Dominicana, la imagen que rápidamente viene a la mente son las playas de arena blanca y resorts todo incluido de Punta Cana. Sin embargo, más allá de este destino famoso, el país caribeño guarda una riqueza de lugares inexplorados que invitan a los viajeros a descubrir otra cara de la isla, donde la autenticidad y el contacto directo con la naturaleza, la cultura y las tradiciones locales son protagonistas.

En el norte, la región de Samaná ofrece uno de los espectáculos naturales más impresionantes, el avistamiento de ballenas jorobadas. Cada año, entre enero y marzo, cientos de ballenas migran a la bahía para reproducirse, brindando a los visitantes una experiencia única. Además, sus playas, como Playa Rincón o Las Galeras, aún conservan un aire virgen que contrasta con las costas más comerciales del país.

Hacia el interior, Constanza y Jarabacoa abren la puerta al turismo de montaña. Conocidas como “la Suiza del Caribe”, estas regiones de clima fresco son el escenario perfecto para el senderismo, el rafting y el ecoturismo. El Pico Duarte, la montaña más alta del Caribe, desafía a aventureros de todo el mundo que buscan coronarlo a pie, en una travesía que mezcla naturaleza extrema y hospitalidad rural.

El sur del país, tradicionalmente menos turístico, guarda joyas como Bahía de las Águilas, una de las playas más prístinas del Caribe, situada dentro del Parque Nacional Jaragua. Su acceso difícil garantiza un paisaje prácticamente intacto, donde el mar turquesa y la soledad son la recompensa. La región también ofrece enclaves históricos, como la ciudad de Barahona y sus mercados artesanales.

Cada uno de estos destinos alternativos no solo ofrece paisajes distintos, sino que también permite al visitante adentrarse en el corazón de la vida dominicana. En los pequeños pueblos, los mercados locales, las celebraciones religiosas y la gastronomía casera revelan una cultura vibrante que a menudo queda eclipsada por la imagen de los grandes resorts.

Impulsar el turismo alternativo en República Dominicana es, además, una apuesta por un desarrollo más sostenible e inclusivo. Al diversificar la oferta y distribuir mejor el flujo de visitantes, se abren nuevas oportunidades económicas para las comunidades locales y se promueve la conservación del patrimonio natural y cultural. Más allá de Punta Cana, el país tiene mucho que ofrecer a quienes se atreven a mirar un poco más lejos.