Redacción (Madrid)
En medio del vasto Océano Índico, a unos 350 kilómetros al sureste de la costa de Yemen, se encuentra un lugar tan extraordinario que parece salido de otro mundo: la isla de Socotra. Este remoto y enigmático territorio, de apenas 3.796 km², forma parte de un archipiélago declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2008, gracias a su impresionante biodiversidad y a sus paisajes de otro planeta.
Socotra es un auténtico laboratorio de la evolución. Aproximadamente el 37% de sus plantas, el 90% de sus reptiles y el 95% de sus caracoles no existen en ningún otro lugar del mundo. Este alto grado de endemismo ha llevado a muchos a comparar a Socotra con las Islas Galápagos. El ejemplar más emblemático de su flora es el árbol de sangre de dragón (Dracaena cinnabari), cuya peculiar forma de paraguas invertido y su sabia rojiza han fascinado a botánicos y viajeros durante siglos.
Este árbol, conocido por su uso medicinal y su papel en leyendas antiguas, se erige como símbolo de la resistencia de la isla frente a las adversidades climáticas. Con un clima árido y unas lluvias que varían enormemente de una temporada a otra, la flora y fauna de Socotra han desarrollado adaptaciones únicas para sobrevivir en condiciones extremas.
Historia y cultura
A pesar de su aislamiento geográfico, la isla de Socotra ha sido habitada durante al menos 2.000 años. La población local, de origen árabe y africano, ha desarrollado una cultura propia, influenciada por las antiguas rutas comerciales que conectaban Arabia, el cuerno de África y la India. El idioma socotrí, un dialecto semítico del sur, es otra rareza lingüística que se habla en muy pocos lugares del mundo, y que está en peligro de desaparecer. Los socotríes han vivido durante generaciones en armonía con su entorno natural. La pesca y el pastoreo siguen siendo las principales actividades económicas de los habitantes, aunque en los últimos años el turismo ha comenzado a ganar terreno, atrayendo a aventureros y ecologistas que buscan un lugar virgen y auténtico, alejado de las rutas turísticas convencionales.
Socotra y los desafíos del siglo XXI
Pese a su riqueza natural, la isla de Socotra no ha escapado a los problemas que afectan a Yemen y a la región. En los últimos años, el conflicto armado en Yemen ha tenido repercusiones indirectas sobre la isla, afectando su frágil estabilidad económica y política. La intervención de actores externos, como los Emiratos Árabes Unidos, ha generado tensiones y cambios en la gobernanza local, que históricamente había mantenido cierta autonomía respecto al continente. A estos problemas se suma el impacto del cambio climático. Las especies endémicas de Socotra están amenazadas por la alteración de los patrones climáticos, que afecta tanto a los ecosistemas como a las comunidades humanas que dependen de ellos. El turismo, aunque vital para la economía, también plantea riesgos si no se gestiona de manera sostenible, pues la infraestructura limitada de la isla no está preparada para un turismo masivo.