
Redacción (Madrid)
Nada se compara con la libertad de la carretera: el viento bajando por la ventana, la música perfecta acompañando el paisaje y la promesa de un destino que se va revelando curva tras curva. Los viajes por carretera o road trips, como les dicen los viajeros empedernidos, son una forma única de conocer un país desde dentro, conectar con lo inesperado y disfrutar del trayecto tanto como del destino.
1. Ruta 66 (Estados Unidos): el sueño americano sobre asfalto
Conocida como The Mother Road, la Ruta 66 es un símbolo de la cultura estadounidense. Esta histórica carretera, que conecta Chicago con Los Ángeles, atraviesa ocho estados y ofrece un desfile de moteles vintage, estaciones de servicio de época, pueblos fantasma y atracciones kitsch. Ideal para quienes buscan una experiencia nostálgica y cinematográfica.

2. La carretera austral (Chile): un viaje al fin del mundo
En el corazón de la Patagonia chilena, esta ruta serpentea entre montañas nevadas, lagos turquesa, glaciares y pueblos remotos. La Carretera Austral es una travesía por la naturaleza más pura de Sudamérica, donde cada kilómetro regala paisajes de postal. Requiere algo de espíritu aventurero… y muchas ganas de desconectar.
3. Great Ocean Road (Australia): acantilados, koalas y mar salvaje
Este recorrido costero de Victoria, al sur de Australia, es una obra maestra natural. La ruta recorre playas vírgenes, selvas tropicales y formaciones rocosas como los icónicos Doce Apóstoles. Es común ver koalas en los árboles junto al camino. Ideal para los que buscan una mezcla de naturaleza, fauna y fotografía.
4. La Ruta del Atlántico Norte (Noruega): una carretera entre las olas
Con puentes que parecen flotar sobre el mar y vistas a fiordos interminables, esta carretera noruega ofrece un espectáculo visual impresionante. Perfecta para quienes buscan belleza escandinava y diseño de infraestructura en perfecta armonía con la naturaleza.
5. Ruta de los pueblos blancos (España): historia y encanto andaluz
Entre montañas y colinas, esta ruta serpentea por los pintorescos pueblos blancos de Andalucía como Ronda, Grazalema y Zahara de la Sierra. Calles empedradas, casas encaladas y una rica herencia morisca hacen de este viaje una inmersión cultural en el sur de España.