
Redacción (Madrid)
La isla de Tsushima, situada entre Kyushu y la península de Corea, es un destino que combina historia, naturaleza y cultura. Conocida por su papel en la historia japonesa y su biodiversidad, Tsushima ofrece una experiencia única para los viajeros que buscan explorar una parte menos conocida de Japón.
Tsushima es un paraíso para los amantes de la naturaleza. Sus paisajes montañosos y costas escarpadas albergan una rica biodiversidad, incluyendo el gato de Tsushima, una especie endémica en peligro de extinción. La isla cuenta con senderos que atraviesan bosques y montañas, ofreciendo vistas panorámicas y la oportunidad de observar la flora y fauna locales.

La isla alberga varios santuarios sintoístas de importancia histórica. El Santuario Kaijin, también conocido como Watatsumi, es uno de los más destacados, con su torii que se adentra en el mar, similar al famoso Itsukushima. Otro sitio notable es el Santuario Watazumi, que cuenta con una serie de torii alineados, dos de los cuales están en el océano, creando una imagen impresionante. Estos santuarios reflejan la profunda conexión espiritual de la isla con el mar y la naturaleza.
La cocina de Tsushima se basa en productos frescos del mar y de la tierra. Los pescados y mariscos son protagonistas en muchos platos, y la isla es conocida por su producción de perlas. Los restaurantes locales ofrecen una variedad de platos que destacan los sabores auténticos de la región.

Tsushima es accesible por ferry desde Fukuoka y Busan, Corea del Sur, así como por vuelos desde el Aeropuerto de Nagasaki. La isla cuenta con infraestructura turística que incluye alojamientos, restaurantes y servicios para visitantes, lo que facilita la exploración de sus múltiples atractivos.
En resumen, Tsushima es un destino que ofrece una combinación única de historia, naturaleza y cultura. Su belleza escénica y su patrimonio cultural la convierten en un lugar ideal para quienes buscan una experiencia auténtica y enriquecedora en Japón.
