La Provenza, lugar elegido por geniales artistas y opulentos Papas

Por Enrique Sancho

Van Gogh, Cézanne y Picasso no podían estar equivocados cuando quedaron deslumbrados por la luz y el color de la Provenza francesa y decidieron pasar buena parte de su vida aquí. Tampoco Albert Camus, Lawrence Durrell o Frédéric Mistral (premio Nobel de Literatura junto con José de Echegaray en 1904) lo estuvieron cuando encontraron aquí inspiración para sus obras. También, más recientemente John Malkovich, Dirk Bogarde o Angelina Jolie. Porque la Provenza, con sus ciudades monumentales, sus pueblos medievales, sus vestigios romanos, sus campos de lavanda, sus montañas ocres y su naturaleza inviolada es el perfecto escenario para cualquier artista y el marco ideal para cualquier viajero. Este es un lugar donde incluso de noche el sol ilumina las estrellas, como en los cuadros de Van Gogh, como si una mano invisible hubiera girado la rueda del interruptor del cielo, aumentando la intensidad azul y la transparencia del aire. 

No es raro que esta zona privilegiada haya sido poblada a lo largo de los siglos por las diversas oleadas de los primeros seres humanos durante la prehistoria y después por fenicios, griegos, galos, romanos, visigodos, ostrogodos, burgundíos, tolosanos y, si nos extendemos hacia el Languedoc o Italia, aragoneses, españoles, ligures, genoveses, piamonteses e italianos. Y todos ellos dejaron su huella de distintas formas.

Aviñón es un punto de referencia para los turistas, Lugares y Más

Marsella, puerta de entrada

Alejandro Dumas, que la conoció bien y que ambientó aquí su más célebre novela, El Conde de Montecristo, la definió como «el punto de encuentro de todo el mundo». Su vocación marinera y su situación en el Mediterráneo hicieron de Marsella una ciudad de acogida y de fusión. Con 26 siglos de historia a sus espaldas, mira abiertamente hacia el futuro.

Puede que la imagen que el mítico Edmond Dantès tuviera al enfilar la bocana del puerto de Marsella, convertido ya en Conde de Montecristo, fuera muy diferente a la de hoy, casi 200 años más tarde, pero sin duda sus emociones al contemplar primero la fortaleza de If, antigua prisión situada en una pequeña isla en el archipiélago de Frioul, en la bahía de Marsella y que acabó siendo su triste residencia y después las dos magníficas fortalezas que resguardan el puerto serían similares a las que experimenta el viajero que entra a bordo de un típico barco marsellés en el Vieux Port de esta ciudad, la más antigua y grande de Francia. Y la segunda más poblada con unos 860.000 habitantes.

Y es que las imponentes siluetas del fuerte de San Juan a babor y de San Nicolás a estribor dan una idea del turbulento pasado de esta ciudad donde no han sido extraños griegos y romanos y donde han dejado sus huellas construcciones religiosas medievales, fortificaciones del siglo XVI, lujosas residencias de los siglos XVII y XVIII y los numerosos edificios prestigiosos construidos en el siglo XIX. El fuerte de San Juan curiosamente tiene un foso que lo aísla de la ciudad, y sus cañones, como los del fuerte San Nicolás, apuntan a la rebelde Marsella y no al mar. Se ve que había más peligro dentro que fuera en aquellos años. Asedios, explosiones y una terrible epidemia de gripe en 1720 marcaron la historia del lugar y todavía hoy parecen estar demasiado presentes.

Mención aparte merece la Basílica de Notre Dame de la Garde y su estatua de la Virgen María, patrona de la ciudad, de más de 11 metros que protege a los pescadores y que la convierte en el punto más alto de la ciudad. La tradición dice que hay que subir andando hasta la basílica, rezarle una oración a la Virgen y pedirle lo que uno necesite y si la Virgen cumple con lo pedido hay que llevarle una ofrenda, estas ofrendas en forma de maquetas de barcos, aviones… se pueden observar en su interior colgadas de la nave, una nave, espectacular, por cierto, con tres cúpulas decoradas con mosaicos de palomas sobre tapices de flores de diferentes colores en cada bóveda, un estilo muy peculiar que recuerda en cierta medida a oriente.

Por supuesto, Marsella también es moderna y futurista. Ahí está la Unité d´Habitation del visionario Le Corbusier y los vanguardistas proyectos que vieron la luz en 2013 al convertirse en Capital Europea de la Cultura, uno de ellos, se encuentra unido al fuerte de San Juan por una pasarela de 130 metros, se trata del Museo de las civilizaciones de Europa y del Mediterráneo, conocido como MuCEM, inaugurado en junio de 2013 se define como un “museo de sociedad” consagrado a la conservación, estudio, presentación y mediación de un patrimonio antropológico relativo a la zona europea y mediterránea. Pero en este museo no solo llama la atención sus colecciones, merece la pena pasear por su impresionante estructura metálica. Por cierto, el MuCEM es gratuito siempre que no se entre en grupos mayores de cuatro personas, por lo que si se va en grupo es recomendable entrar de dos en dos y ahorrarse la entrada.

A pocos metros del fuerte y del museo podemos admirar la preciosa Catedral de Marsella (Cathédrale La Major), erigida sobre una antigua iglesia paleocristiana y una primera iglesia “Mayor” del siglo XII, su construcción fue encargada a mediados del siglo XIX por el mismísimo Napoleón Bonaparte, quien además colocó su primera piedra. Por su tamaño se la compara con San Pedro de Roma, aunque su particular diseño de franjas horizontales de inspiración bizantina a base de piedra verde de Florencia y el delicado mármol de Carrara le dan un aspecto inconfundible y la convierten en algo que no hay que perderse en una visita a Marsella.

Si se dispone de tiempo, merece la pena dar un paseo en barco recorriendo el litoral y disfrutando de las vistas de Marsella desde el mar hasta llegar a la Isla de If donde uno puede sentirse como el Conde de Montecristo paseando por el interior del Castillo que antiguamente sirvió de prisión.

El Puerto Viejo es sin duda el lugar más animado de Marsella. Poblado de veleros, protegido por fortalezas y rodeado de terrazas donde dejar pasar el tiempo con un café, una copa de vino o, la bebida típica aquí, un pastís, una especie de anís que se sirve aguado. Mención aparte, merece otra de las bebidas típicas, la absenta, con casi 90 grados de alcohol, que popularizaron artistas y escritores como Wilde, Van Gogh, Baudelaire, Manet, Picasso, Lautrec, Degas y Hemingway, entre otros, con la que encontraban la inspiración.

En torno al puerto hay muchos restaurantes y no hay que perder la oportunidad de disfrutar las especialidades marsellesas: la célebre bullabesa, una sopa de pescado que se come dos veces, primero la sopa y luego de nuevo sopa con el pescado y los mariscos con que se ha cocinado, los «pieds et paquets» (carne picada con especias y bacon) y las «navettes» (bizcocho en forma de barco con sabor a naranja).

Por último y antes de continuar con nuestro viaje conviene dedicar una hora a visitar en el puerto viejo, la “Savonnerie Marseillaise de la Licorne” lo más parecido que existe a un museo del jabón de Marsella, un producto cuya elaboración comenzó en esta ciudad mediterránea en el siglo XII y que se fabrica de la misma forma desde hace 100 años, mezclando aceite y sosa que se tritura con unos rodillos de granito, posteriormente se le añade miel, esencias o perfumes que le dan el olor final, la masa resultante se introduce en un molde para darle forma a la pastilla, para finalizar los jabones se estampan manualmente. En el museo podremos realizar nuestras propias pastillas de jabón, así como comprar multitud de ellas con diferentes formas y olores.

Arlés, regreso al pasado

Ya los romanos en el siglo I descubrieron el encanto y la posición estratégica de Arlés, muy cerca del Mediterráneo, en la desembocadura del Ródano y del actual Parque Nacional de Camargue. Y allí siguen sus restos, comenzando por el anfiteatro romano, con capacidad para 20.000 espectadores, el teatro, el obelisco del Circo, el foro y las termas de Constantino. A iniciativa de Prosper Mérimée, el célebre creador de la novela Carmen, que inspiró la ópera, el anfiteatro fue restaurado, y hoy, convertido en Patrimonio de la Humanidad, es escenario de numerosos espectáculos, en particular corridas de toros.

Entre los espectadores de excepción de las corridas de toros se encontraron Pablo Picasso, que donó 57 dibujos a la ciudad, y Vincent van Gogh, éste último vivió en la “casa amarilla” durante algo más de un año. Aquí se inspiró para pintar su célebre cuadro “Una noche estrellada”, el famoso paisaje nocturno de Van Gogh donde no aparece el color negro. En estas calles el holandés halló el secreto que transformó su arte, «un sol que inunda todo con una luz de oro fino» y todavía hoy en día en la plaza del foro uno se puede sentar en el ahora llamado “Café Van Gogh” que inspiró su pintura “Le café le soir”.

Tierras de lavanda y ocres

Es hora de emprender el camino y tratar de descubrir los paisajes morados, las plantaciones de lavanda que durante buena parte del año adornan estas tierras. A poca distancia se alcanza Vaugines donde si uno se siente animado puede alquilar una bicicleta eléctrica y dedicar una jornada a visitar los pequeños y maravillosos pueblos de alrededor en un circuito de unos 30 kilómetros que el motor de la bicicleta ayuda a realizar casi sin esfuerzo, empresas como www.bikesession.fr además proporcionan un guía que se adaptará a nuestras necesidades haciendo paradas en los pueblos más significativos de la ruta, como Ansouis, Saint Martin de la Brasque, Cabrières d’Aigues o Cucuron.

Antes de llegar al final de nuestro viaje en Aviñon merece la pena hacer una parada en Rousillon, el pueblo de los ocres por excelencia que está incluido entre los pueblos más bellos de Francia, es un placer pasear por el casco antiguo, y ver todos los tonos posibles de ocres en las fachadas de las casas, especialmente si coincide en jueves, día en que se celebra un animado mercado durante los meses de abril a octubre y en las terrazas se pueden degustar las delicias provenzales, oportunamente maridadas con los afrutados vinos de esta tierra orientada al Mediterráneo.

A las afueras del pueblo no hay que perderse Le Sentier des Ocres, o Sendero de los Ocres, es un recorrido por los bosques contiguos a Rousillon, en el que en un cómodo paseo uno puede llegar a encontrar hasta 17 matices diferentes de ocres, que van desde el blanco dorado hasta el rojo púrpura, pasando por el amarillo claro, el amarillo azafrán o el terracota, entre otros. Estos pigmentos están formados por arena arcillosa y óxido de hierro. Desde finales del siglo VIII hasta la irrupción de los colores sintéticos, el municipio explotó este lugar para hacer botes de colores. Un consejo, para el paseo es mejor ir con zapatillas oscuras, ya que el polvo amarillento pueden ensuciarlas. Si se dispone de tiempo, también merece la pena visitar el Conservatorio de los Ocres, una antigua fábrica de pinturas cerrada desde los años 70 y transformada en museo donde podremos comprender el proceso que sufrieron estas tierras durante miles de años, como acabaron teñidas de esos magníficos colores y como tiempo después se explotaron para la fabricación de los pigmentos utilizados por grandes artistas en el mundo entero.

Aviñón, residencia papal

La luz de Aviñón fascinó a Picasso cuando, a los 31 años, llegó a sus puertas lleno de vigor creativo. Mucho antes, en 1309, la ciudad fue sede del mayor cisma de la Iglesia católica y en ella se refugiaron los Papas hasta convertirla en una de las capitales del mundo. Aviñón, Capital de la Cristiandad en la Edad Media, conserva aún las huellas de ese grandioso destino: en el Palacio de los Papas, que es el palacio gótico más importante del mundo (15.000 m2 de base, es decir, el volumen de 4 catedrales góticas), vivieron 9 papas durante 112 años y como anécdota hay que destacar que cuando se reunían los obispos para elegir nuevo papa, no existía por aquel entonces el humo blanco o fumata blanca para declarar al mundo que habían llegado a un consenso, si no que una persona tocaba la campana durante 24 horas. 

Especialmente interesante en la visita al palacio son los apartamentos privados del Papa y sus fabulosas decoraciones de frescos realizadas por el artista italiano Matteo Giovannetti o el salón comedor, donde en la época comían 600 personas durante 7 horas en un banquete en el que se contaban los vasos, que eran de oro, al principio y al final del mismo, por si acaso… en uno de ellos, el Papa Clemente VI fue el primero en utilizar un tenedor de dos puntas, ya que se comía con las manos y ponerlo de moda hasta nuestros días.

Pero Aviñón es mucho más, tiene más de 136 monumentos históricos y 46 plazas, aunque algo que no hay que perderse es el puente Saint Bénezet conocido como el “pont de Avignon”, famoso en el mundo entero gracias a la canción; también lo son sus murallas, un conjunto monumental excepcional catalogado Patrimonio mundial de la UNESCO y que en el siglo XIV llegaron a tener 5 Kilómetros, así como decenas de iglesias y capillas… Son tantos los vestigios de un pasado con una historia rica que le dan un atmósfera única a la ciudad.

La Aldea de Dzhatinga y el vuelo de los pájaros

Por Merche Albert Marín

Érase una vez, hace mucho, mucho tiempo….
Mi artículo de hoy sobre Lugares con Leyendas me transporta a un lugar precioso y misterioso: La India.
La Aldea Dzhatinga está situada en las montañas del estado de Assam, en la India. Sin lugar a dudas, un sitio escalofriante. Desde que escribo sobre dicha temática, he leído casos extraños, sucesos inimaginables dentro de la normalidad a la que estamos acostumbrados, sin embargo he de confesar que cuánto más leía y me documentaba sobre dicha aldea, más ganas tenía de continuar informándome y mi curiosidad aumentaba por segundos.
La Aldea Dzhatinga es conocida también como «El cementerio de pájaros».

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Uno de los lugares más misteriosos y atractivos, Lugares y Más

Dicho lugar recrea sucesos inquietantes para el resto de sus vecinos: durante el mes de agosto, multitud de aves transforman la normalidad de sus vuelos y comienza una agonía para ellas. Cientos de aves comienzan a caer girando enloquecidas antes de estrellarse en el suelo. La peculiaridad de sus giros, estremeciéndose y volando de manera ansiosa las lleva a precipitarse y estrellarse en el suelo.
Dicen «las malas lenguas» que el espectáculo es estrambótico. Cientos de personas quedan aterradas ante los graznidos, las caídas… La gente que presencia dicho espectáculo no cree lo que sus ojos ven. Ellos tienen la percepción de que las aves están tan muertas de miedo por lo que les está ocurriendo que ni siquiera advierten de que ellos están ahí. La muerte en masa dura varios días. El aterrador suicidio de todas ellas estremece a todo el que está presente.  La única característica común es que se produce en noches de poca visibilidad y en los últimos días del monzón; el monzón es un fenómeno meteorológico de fuertes vientos, altas temperaturas y tormentas.
Las aves a las que nos referimos son: el halcón, la garza y la pitta.
Algunas teorías (no probadas) sugieren que alguna anomalía magnética las induce a comportarse de tal manera. Creen que por estos motivos, las aves pueden desorientarse y culpabilizan a los flujos gravimétricos, campos y corrientes eléctricas de causar dicho trastorno.
Otras teorías plantean que existe un cierto estado de la atmósfera que provoca que el sistema nervioso de los pájaros sea afectado, haciéndoles perder su orientación.

7 planes únicos para disfrutar de Túnez

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Por Redacción

Las suaves temperaturas de Túnez hacen del país un destino ideal para viajar en alguno de los puentes que se presentan en los próximos meses. Tanto si se prefiere una estancia relajada en la playa como si se busca realizar un turismo más activo lleno de actividades y aventuras en el desierto, todos encontrarán en Túnez la perfecta escapada otoñal.

La cultura es uno de los grandes reclamos de Túnez, Lugares y Más
  1. Playa.
    El mar Mediterráneo baña la costa tunecina dejando varios enclaves ideales para visitar en esta época del año, con playas que permiten largos paseos, nadar o la práctica de deportes acuáticos.
    Entre Bizerta y Túnez capital se encuentra Kalaat Landlous, lugar perfecto para aprender o perfeccionar las acrobacias del kitesurf sobre las olas. Asimismo, la isla de Djerba también dispone de centros que ofertan esta y otras disciplinas como vela, windsurf, esquí acuático y parasailing.
  2. Bajo el agua.
    Los aficionados al submarinismo de todos los niveles también pueden aprovechar estas fechas para hacer inmersiones y descubrir los espectaculares paisajes subacuáticos de Túnez, llenos de cuevas, túneles y buques de la Segunda Guerra Mundial, así como arrecifes e inmensas praderas de posidonia.
    El país alberga 20 clubes de buceo afiliados a la Confederación Mundial de Actividades Submarinas, siendo Tabarka, Monastir y Djerba algunas de las zonas más populares para realizar esta actividad.
  3. Relax.
    Para quienes buscan relajación y mimarse un poco, el destino cuenta con numerosos centros de talasoterapia, donde se usan las propiedades beneficiosas del mar –gracias al yodo– con un fin preventivo y curativo. Estos establecimientos, localizados tanto en la costa norte como en la del este, ofrecen distintos tratamientos de la mano de un personal altamente cualificado.
  4. Desierto.
    Otro tipo de tranquilidad es la serenidad y la paz que aporta el desierto del Sahara tunecino, siendo otoño la temporada privilegiada para explorar este maravilloso mundo de dunas de arena, montañas escarpadas y oasis verdes, un entorno idóneo para la meditación.
    Dormir en una jaima bereber es una experiencia altamente recomendable, ya que permite contemplar el cielo estrellado mientras se saborea un rico té a la menta con piñones o probar el sabroso pan cocinado con brasas bajo la arena.
    Al silencio de este paraje singular pueden sumarse actividades más aventureras, como realizar una ruta en dromedario, pasear entre las dunas en quad o hacer una travesía en vehículo 4×4.
  5. Golf.
    Los amantes de esta disciplina, tanto experimentados como amateurs, pueden aprovechar las temperaturas suaves para disfrutar de alguno de sus asombrosos campos de golf que se pueden encontrar entre Tabarka, en el norte, y Tozeur, en el sur. Todos ellos gozan de unos estándares de calidad altos, con excelentes infraestructuras y servicios de primera clase.
  6. Naturaleza.
    Túnez también es un destino óptimo para la observación de aves o bird watching, ya que se ubica en uno de los corredores migratorios más grandes de aves.
    Al norte, la península de Cap Bon es uno de los principales puntos de paso del Mediterráneo para las aves migratorias. Por su parte, el Golfo de Gabés recibe la mayor concentración de aves migratorias del Mediterráneo, lugar en el que se han llegado a contar más de 330.000 aves acuáticas como patos, rapaces, paseriformes o gaviotas. En total, se pueden apreciar cerca de 400 especies de aves diferentes.
  7. Cultura e historia.
    Otra propuesta para esta temporada es realizar una ruta para conocer el patrimonio histórico, de gran relevancia internacional, que se halla repartido por toda la nación y que se puede apreciar en sus museos y ruinas arqueológicas.
    Entre los más destacados se encuentran el Museo Nacional del Bardo, considerado uno de los más hermosos del mundo por su impresionante colección de mosaicos romanos; el Museo Nacional de Cartago; el Museo Arqueológico de El Djem o el Museo del Patrimonio de Guellala.

La Habana… Un viaje de contrastes y emociones

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Por David F. Agüera

Viajar a La Habana es una de las experiencias únicas que, al menos, hay que vivir una vez en la vida. El caribe decidió detenerse en su isla preferida. Detuvo el tiempo y conquistó a visitantes que, desde el primer minuto, respiran un ambiente añejo, musical y nostálgico. La visita es un paseo por los sentimientos que se polarizan por cada rincón que descubres. No se engañen, vivir aquí no es lo más recomendable pero disfrutar de esta ciudad en viajes supera con mucho a cualquier otro destino imaginable.
Mi viaje, no es el primero a La Habana, arranca con un vuelo “poco común” con Cubana de Aviación. La aerolínea pública de la isla ofrece su particular servicio en aviones que podrían llevar 20 años retirados del mercado. Asientos estropeados, aseos descuidados y una “Business Class” más grande de lo común. Esas son sus principales características además de la impuntualidad. Desde que reserve con Cubana de Aviación el tiempo es lo de menos. Así con todo, por aquello de mimetizarse desde la salida, les recomiendo que lo hagan.
Los tonos verdes y rojos predominan en el Aeropuerto José Martí, policías por cada esquina y una sobriedad en la entrada por aduanas nos dan la bienvenida. Pasado el trámite llega uno de los momentos más caóticos que vas a sufrir: recoger la maleta. Las horas pasan y una cinta a velocidad reducida es su única compañía, no se impacientes porque su equipaje llegará pero nadie sabe ni cuando, ni por donde.

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La cultura invade rincones de la ciudad, Lugares y Más

En La Habana la vida transcurre entre música, tradición, cultura, monumentos y atractivos naturales de incalculable valor. Nadie puede dudar que es una de las ciudades más bellas del mundo, bella y estropeada. El alma llora con edificios abandonados que serían referencia en ciudades europeas. Esa imagen contrasta con espacios restaurados que son delicia para la vista, la Plaza Nueva de la Habana Vieja es uno de ellos. Allí hacemos una de nuestras paradas, nos venden café al peso mientras degustamos una taza con un aroma que quita el sentido.

Bailes y sones cubanos nos contagian mientras paseamos entre tiendas que muestras verdaderas obras de arte. Es sin duda una de mis debilidades, el arte cubano y esa manera tan característica de mezclar colores para transmitir sentimientos.
La Habana se encuentra en el occidente de Cuba y aunque es la más pequeña de todas las provincias, sus más de 2 millones de habitantes la convierten en la más poblada de toda la isla. En sus 15 municipios, particularmente en los de Playa, Plaza de la Revolución, Centro Habana, Habana del Este y La Habana Vieja (Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1982), el viajero encontrará innumerables sitios de interés arquitectónico, cultural y turístico.

La Habana es una ciudad para perderse en ella. Eso le sucedió a Ernest Hemingway, el premio Nóbel de literatura, que marcó el mapa de la ciudad con hitos imprescindibles en la biografía de ambos, ciudad y escritor.
Ernest Hemingway ha pasado a la historia de La Habana por una frase:“Mi mojito en la Bodeguita… y mi daiquirí en el Floridita”. La frase se exhibe manuscrita y enmarcada detrás de la barra de La Bodeguita del Medio(C/Empedrado, 207, Habana Vieja), cantina popular y legendaria convertida ya en un escenario imprescindible en cualquier estancia en la ciudad.

Legado español
Hemingway es uno de los protagonistas históricos de La Habana pero el legado español marca la historia de esta ciudad y de toda la isla. La Plaza de San Francisco era el centro de la vida comercial de La Habana. La terminal portuaria de Sierra Maestra tiene dos muelles que dan a la plaza, además es el lugar en el que atracan actualmente los cruceros con parada en Cuba. Los pasajeros que desembarcan en las calles adoquinadas de La Habana Vieja, tienen en ésta plaza su punto de partida y primer alto, al tratarse de un lugar cargado de historia y belleza colonial. Dominando la plaza se encuentra la Lonja del Comercio, un antiguo mercado que hoy en día tiene oficinas para empresas extranjeras y mixtas en Cuba.
Sobre la Plaza de San Francisco se eleva la basílica barroca de San Francisco de Asís, con un campanario de 43 metros de altura desde donde se tiene una maravillosa vista de la Habana Vieja y su puerto. Tanto el claustro del monasterio como las casas adyacentes y un museo de arte sacro forman un entorno que permite transportarte por un instante a España.

El Castillo del Morro
En el año 1589 comenzó la construcción del Castillo de los Tres Reyes del Morro, que es la parte más antigua de la fortaleza. Ésta parte del complejo fortificado tiene un horario de visita de10:00 a 18:00 horas todos los días.
El diseño de la ampliación de la fortaleza se hizo copiando la fortaleza de la defensa de Cartagena (Colombia). Después de la derrota de los ingleses en el año 1764, se amplió nuevamente la fortaleza, construyendo una nueva entrada que se abre con la impresionante instalación del Museo de Armas y Fortificaciones. El Che Guevara tiene aquí su Memomorial, además podemos encontrar una cafetería y tiendas de recuerdos y souvenirs. Los cañones, aún hoy en día, apuntan hacia La Florida en Estados Unidos.

Nos vamos de paladares
Comer en La Habana es una oportunidad para probar los platos típicos de la gastronomía cubana, en un ambiente auténtico. En La Habana hay numerosos restaurantes, algunos de los cuales son históricos y emblemáticos. Y también hay otra clase de restaurantes que se volvieron muy populares en los últimos años, llamados “paladares”. Los paladares, son restaurantes privados. Estos restaurantes nacieron a principios de los años 90, cuando el gobierno cubano comenzó a entregar las primeras licencias (recordemos que los medios de producción y las empresas en Cuba, son propiedad del Estado). La calidad de muchos de ellos es asombrosa. Doña Eutimia y su “Ropa Vieja” y la amplitud de la carta de Atelier se convierten en parada obligatoria.

Madeira y las 3 experiencias de turismo activo que ofrece el archipiélago

Tierra, mar y aire se dan cita en este paradisíaco archipiélago que ofrece diversidad de
actividades para el disfrute y deleite del visitante. Además, el clima subtropical que atesora la
isla de Madeira es un reclamo para todos los amantes del turismo activo, donde podrán
encontrar una amplia variedad de experiencias y entretenimiento durante todo el año.
Canoying – Tierra
El canoying (barranquismo) es una perfecta forma de satisfacer nuestros instintos aventureros,
explorando riberas y superando los diferentes obstáculos, todo ello con el equipamiento
adecuado y profesionales expertos, que nos llevarán a experimentar unas sensaciones únicas
e irrepetibles.
Es un emocionante desafío de superación, recorriendo cursos de agua vertiginosos a través de
ciertas técnicas como escalando, saltando, descendiendo en rapel y nadando. Todo ello
mientras disfrutamos del espectacular entorno que nos rodea, naturaleza en estado puro que
nos lleva a descubrir los lugares más vírgenes de la isla.
Durante el verano, las riberas de la vertiente norte son idóneas para esta actividad debido a
que el caudal es más elevado. En invierno, son las riberas de la vertiente sur las más
recomendables, por sus desniveles más suaves y sus corrientes más tranquilas.
Actualmente se puede practicar el canoying en diversos lugares como Ribeiro Frio, Ribera
das Cales, Ribeira da Pedra Branca, Ribera da Hortelã, Ribeira do Passo o Ribeira do Inferno.
Todos los años se celebra en la isla el RIC Madeira, Encuentro Internacional de Canoying, una
verdadera referencia en este tipo de deporte.

Buceo – Mar
Madeira guarda una interesante sorpresa, ¡bucear explorando un barco hundido! Conocido
como “Bowbelle”, este navío se hundió hace unos años y en la actualidad constituye un arrecife
artificial. Se encuentra entre los 21 y 30 metros de profundidad, a 180 metros de la costa en la
zona de Madalena do Mar. Otros lugares de buceo recomendados son Caniço, Garajau,
Machico, Caniçal y Santa Cruz.
La vida bajo el agua es un nuevo mundo por descubrir con todo tipo de especies, colores y
sensaciones. Una indescriptible sensación que se hace imprescindible en Madeira, siendo uno
de los lugares más privilegiados de Europa para la práctica de buceo.
Aguas templadas y cristalinas nos ofrecen gran comodidad y una perfecta visibilidad de sus
reservas naturales marinas, observando variedad de especies tales como anémonas, corales
negros, meros, morenas, mantas y hasta lobos marinos, estos últimos muy exclusivos de
Madeira ya que son las focas más raras del mundo.
En Madeira y Porto Santo hay varias escuelas de buceo y empresas especializadas en
excursiones, bautismos y alquiler de equipos, para tener la mejor experiencia de buceo en
Madeira.

Ala Delta y Parapente – Aire
Siempre hemos soñado con poder volar y si ese sueño fuera posible sería en Madeira. Los
paisajes de esta isla volcánica cobran mayor magnitud desde el aire, obteniendo una
perspectiva única del entorno. Preparados con nuestro espíritu aventurero y energía positiva,
nos equipamos convenientemente para alzar el vuelo en ala delta o parapente, ambas
opciones igual de atractivas.
Desde el cielo podrás disfrutar de una fantástica vista aérea tanto del macizo montañoso
central de Madeira como de la costa marítima. En toda la isla existen perfectos lugares para
el despegue, siendo los más utilizados el pico de la Cruz, el Mirador de la Magdalena, así
como la zona de Porto da Cruz y de Prazeres.
La falta de experiencia no es un problema si las ganas nos sobran, ya que existe la posibilidad
de saltar en tándem, acompañado por un piloto que garantizará que vivas toda la adrenalina
con total seguridad.