Redacción (Madrid)
En el corazón del occidente cubano, donde los mogotes calizos emergen como gigantes dormidos y el tiempo parece avanzar al ritmo de una guajira, se encuentra Viñales, joya verde de la provincia de Pinar del Río. Aquí nace uno de los productos más emblemáticos de Cuba: el tabaco. Y recorrer su ruta no es solo un viaje geográfico, sino una inmersión en la esencia misma de la cubanía.
Viñales: paisaje cultural y alma rural
Declarado Paisaje Cultural de la Humanidad por la UNESCO, el Valle de Viñales deslumbra por su belleza natural, pero también por el modo en que la vida campesina ha logrado convivir con ella sin alterar su equilibrio. A caballo, en bicicleta o a pie, el visitante recorre senderos que serpentean entre vegas de tabaco, casas de curado y plantaciones donde el verde de las hojas se funde con la tierra roja.
Del surco a la hoja: el arte del tabaco
El viaje comienza temprano en la mañana, cuando los guajiros –campesinos de manos curtidas y mirada franca– ya están en plena faena. El proceso es artesanal desde el primer momento: la siembra, el riego a mano, la selección hoja por hoja. Cada detalle cuenta. En Viñales, se cultiva el mejor tabaco del mundo, y la fama no es casual.
Las casas de secado, hechas de palma y madera, son templos de paciencia. Allí, las hojas se curan durante semanas, en un ritual ancestral que transforma la planta en materia prima para un puro de categoría mundial. Y luego viene el torcedor, el artista del habano, que convierte esas hojas en cilindros perfectos, llenos de aroma, historia y carácter.
Encuentro con los productores
En muchas fincas, como la popular Finca El Paraíso o La Cabaña del Tabaco, los productores reciben a los visitantes con hospitalidad auténtica. Ofrecen café criollo, ron casero y, por supuesto, un puro recién torcido. Relatan con orgullo cómo el tabaco cubano ha sido fumado por personajes históricos, desde Churchill hasta Hemingway.
Estas visitas son más que turísticas; son experiencias íntimas donde se aprende cómo el clima, la tierra y la tradición familiar se combinan para crear un producto de excelencia. No hay secretos, solo sabiduría campesina transmitida de generación en generación.
El tabaco y la identidad nacional
Más allá de su valor económico, el tabaco es símbolo de identidad nacional. Está presente en la música, la literatura y la vida cotidiana del cubano. La Ruta del Tabaco no es solo una oportunidad para entender su cultivo, sino para conectar con la raíz más profunda del alma isleña.