Tamara Cotero
Entre las maravillas naturales de las que dispone México, situada a 20 kilómetros al Sur de D.F. se encuentra una zona denominada Xochimilco, compuesta por casi 190 kilómetros de canales navegables, naturaleza y rodeada de misticismo. Entre las pequeñas islas que allí se encuentran, hay una que destaca por su macabro paisaje y la leyenda que le acompaña. El viaje comieza montando en una trajinera desde los embarcaderos de Xochimilco, que durará alrededor de 3 horas, y ya que estamos aquí, hemos cogido el tour de la isla, en el que después de recorrer los canales de Cuemanco, conociendo la historia de la zona, descendemos a la isla, donde nos recorre un escalofrío que nos paraliza, y comienzan a relatarnos la historia del lugar. En los años 50 habitó en este recóndito paraje, Don Julián Santana Barrera durante más de 25 años y que hoy representa un escenario de terror, con incontable cantidad de muñecas deterioradas por el tiempo, el clima y los insectos, algunas desmembradas, clavadas alrededor de la chinampa y colgando desde los árboles. Cuenta la leyenda que, mientras aún vivía, Don Julián se encontró un día con el cadáver de una joven, aparentemente ahogada al enredarse entre los lirios de la orilla.
Desde entonces Don Julián comenzó a vivir experiencias que él mismo definió como el espíritu de la pequeña difunta, que lloraba, gritaba y se quejaba incesantemente. Don Julián atormentado rodeó su chinampa con muñecas de todos los tipos y tamaños para protegerse. Hoy, estas guardianas colgadas y clavadas se cuentan por miles, se dice que Don Julián encontró una muñeca de cara sucia y ropa vaquera el día de San Agustín. La muñeca se convirtió en su favorita debido a la buena fortuna y la sensación de paz que esta le proporcionó. Permitió que la gente se acercara y le obsequiaban con muñecas para añadir a su colección, así como hacer pequeñas ofrendas en agradecimiento a esa primera muñeca, en busca de suerte. Don Julián nunca dejó de escuchar las voces, de igual forma se dice que cuando salía a pescar con su sobrino le hablaba una sirena, ella se lo quería llevar, incluso predijo el lugar de su muerte. Un día Anastasio dejo solo a su tío y cuando regreso había caído al canal, justo en el mismo lugar que la supuesta sirena dijo lo iría a buscar, vívtima de un infarto. Se dice que ahora Don Julián ha pasado a formar parte de ese lugar.
Leyenda o no, es una experiencia que no te dejará indiferente.