Redacción (Madrid
Escondida entre los valles desérticos de Jordania, Petra, la antigua ciudad tallada en roca, es uno de los destinos más enigmáticos y sorprendentes del mundo. Conocida como la «ciudad perdida», Petra fue fundada alrededor del siglo VI a.C. por los nabateos, una civilización árabe que prosperó gracias al comercio. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y reconocida como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, esta ciudad es mucho más que una reliquia arqueológica; es un viaje al pasado que nos conecta con las maravillas del ingenio humano y la majestuosidad de la naturaleza.
Petra fue un importante centro comercial que conectaba las rutas entre Arabia, Egipto y Siria, lo que permitió a los nabateos acumular riqueza y poder. Lo que hace única a esta ciudad es su arquitectura, con sus monumentos tallados directamente en los acantilados de arenisca rosada. Entre sus estructuras más icónicas destaca Al-Khazneh (El Tesoro), una impresionante fachada de 40 metros de altura que es solo el inicio de los secretos que esconde esta ciudad.
Al recorrer el Siq, el estrecho desfiladero que lleva a la entrada de Petra, uno se siente transportado a otro tiempo. Los colores de las rocas, que varían del rojo al naranja y el rosa, y las intrincadas tallas que adornan las paredes dan la sensación de estar en un lugar de otro mundo. Cada rincón de Petra cuenta una historia, desde sus tumbas reales hasta el anfiteatro romano, lo que refleja la mezcla de influencias culturales que marcaron su historia.
Si bien El Tesoro es el punto más fotografiado de Petra, la ciudad ofrece mucho más. Entre sus joyas menos conocidas se encuentra el Monasterio (Ad-Deir), una estructura monumental ubicada en lo alto de una montaña, accesible tras una caminata de más de 800 escalones. Aunque es menos visitado que El Tesoro, su tamaño y ubicación lo hacen igualmente impresionante.
El Anfiteatro es otro de los atractivos que no debe pasarse por alto. Con capacidad para más de 4,000 espectadores, fue excavado directamente en la roca por los nabateos, y más tarde ampliado por los romanos. Este lugar ofrece una oportunidad única para imaginar la vida cotidiana en la antigua Petra, desde las celebraciones hasta las ceremonias religiosas.
A pocos kilómetros de Petra, el desierto de Wadi Rum ofrece una experiencia complementaria. Conocido como el «Valle de la Luna», este vasto paisaje de arena roja y formaciones rocosas ha sido escenario de múltiples películas de ciencia ficción debido a su aspecto marciano. Aquí, los viajeros pueden disfrutar de excursiones en jeep, caminatas por las dunas o noches bajo las estrellas en campamentos beduinos.
El Wadi Rum es también un lugar perfecto para experimentar la hospitalidad beduina. Esta comunidad nómada, que ha habitado el desierto durante siglos, recibe a los visitantes con café árabe, música tradicional y relatos de su rica herencia cultural. Dormir en una tienda bajo el cielo estrellado es una experiencia mágica que conecta al viajero con la inmensidad y tranquilidad del desierto.
La cocina jordana es un reflejo de la riqueza cultural del país, y Petra ofrece una excelente oportunidad para saborear sus delicias tradicionales. Entre los platos más emblemáticos se encuentra el mansaf, una comida beduina hecha a base de cordero cocido en yogur fermentado, servido sobre arroz. También destacan los mezze, una variedad de pequeños platos que incluyen hummus, falafel, tabbouleh y baba ghanoush, que permiten a los visitantes probar diferentes sabores en una sola comida.
En los alrededores de Petra, es común encontrar restaurantes que sirven estos manjares locales, algunos de ellos situados en cuevas o terrazas con vistas a las montañas, lo que agrega un encanto especial a la experiencia gastronómica.
Petra no es solo un destino turístico, es un portal al pasado que ofrece una profunda conexión con la historia, la cultura y la naturaleza. Desde su arquitectura tallada en piedra hasta la majestuosidad del desierto de Wadi Rum, este destino ofrece una experiencia que trasciende lo común. Para los viajeros que buscan explorar uno de los sitios más impresionantes del mundo antiguo, mientras se sumergen en la hospitalidad beduina y la belleza del desierto, Petra es sin duda un lugar que deja una huella imborrable en el alma.