La puerta del mundo, uno de los destinos más fascinantes de América Latina, Ciudad de Panamá

Redacción (Madrid)

La Ciudad de Panamá, capital de Panamá y uno de los destinos más fascinantes de América Latina, combina un vibrante pasado histórico con un futuro prometedor. Este dinámico centro urbano es mucho más que un punto de tránsito; es un lugar donde la modernidad se encuentra con la tradición, rodeado por un entorno natural que lo convierte en un destino turístico único en su tipo.

Fundada en 1519, la Ciudad de Panamá es la primera ciudad europea establecida en la costa del Pacífico de América. Uno de sus mayores tesoros históricos es Panamá Viejo, el sitio arqueológico de la primera ciudad, que fue destruida en 1671 por el pirata Henry Morgan. Hoy, los visitantes pueden recorrer las ruinas de iglesias, conventos y casas coloniales, mientras se imaginan cómo era la vida en esta ciudad hace siglos.

Después de la destrucción de Panamá Viejo, la ciudad fue reconstruida en lo que hoy se conoce como el Casco Antiguo. Este barrio histórico es una joya arquitectónica que combina estilos coloniales, neoclásicos y art déco. Pasear por sus calles empedradas es como viajar en el tiempo, con lugares emblemáticos como la Catedral Metropolitana, el Teatro Nacional y el Palacio Presidencial. Además, el Casco Antiguo está lleno de cafés, restaurantes y tiendas que ofrecen lo mejor de la cultura panameña.

Uno de los mayores atractivos turísticos de la Ciudad de Panamá es el Canal de Panamá, una de las obras de ingeniería más importantes del mundo. Este canal, que conecta los océanos Atlántico y Pacífico, no solo es un pilar del comercio global, sino también un símbolo de la capacidad humana para superar desafíos.

El Centro de Visitantes de Miraflores permite a los turistas observar de cerca el funcionamiento de las esclusas, mientras aprenden sobre la historia y el impacto del canal. También se puede disfrutar de una experiencia única navegando por el canal, una actividad que brinda una perspectiva completamente diferente de esta maravilla.

La Ciudad de Panamá es también una metrópolis moderna, con rascacielos que dominan el horizonte y una vida nocturna vibrante. El distrito financiero es un reflejo del auge económico del país, mientras que áreas como Punta Pacífica y Costa del Este muestran un desarrollo urbano de vanguardia.

El Cinta Costera, una avenida peatonal junto al mar, es perfecta para caminar, correr o andar en bicicleta, mientras se disfruta de vistas espectaculares del océano y el skyline de la ciudad. Esta zona también conecta con el Casco Antiguo, lo que facilita la exploración de los contrastes arquitectónicos y culturales de la ciudad.

A pesar de su modernidad, la Ciudad de Panamá está rodeada de naturaleza. A pocos minutos del centro, el Parque Natural Metropolitano ofrece la oportunidad de disfrutar de la biodiversidad tropical. Los senderos del parque permiten observar monos, aves y otros animales en su hábitat natural, así como disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad.

Otra joya cercana es la Calzada de Amador, un conjunto de islas conectadas por un camino rodeado de mar. Aquí se puede pasear, disfrutar de restaurantes frente al mar o visitar el Biomuseo, diseñado por el renombrado arquitecto Frank Gehry, que ofrece una visión fascinante de la biodiversidad panameña.

La gastronomía de la Ciudad de Panamá es una deliciosa mezcla de sabores caribeños, afroantillanos y europeos. Desde ceviches frescos en el Mercado de Mariscos hasta platos tradicionales como el sancocho o el arroz con pollo, la ciudad satisface todos los paladares.

Además, la ciudad celebra su cultura a través de eventos y festivales. El Festival Internacional de Cine de Panamá y los carnavales son solo algunos de los momentos destacados del calendario cultural de la capital.

La Ciudad de Panamá es un destino que lo tiene todo: historia, modernidad, cultura y naturaleza. Su rica mezcla de pasado y presente, junto con su posición estratégica como centro global, la convierten en un lugar único para visitar.

Explorar la Ciudad de Panamá es más que un viaje; es una experiencia de descubrimiento, donde cada rincón cuenta una historia y cada visita deja un recuerdo inolvidable. Sin duda, esta vibrante capital es la puerta de entrada perfecta para descubrir la magia de Panamá.

Explorando Guanajuato, México, un tesoro escondido entre montañas, revive la esencia del Mexico colonial

Redacción (Madrid)

Cuando se piensa en turismo en México, destinos como Cancún o Ciudad de México suelen acaparar la atención. Sin embargo, hay joyas menos conocidas que ofrecen una experiencia igualmente enriquecedora. Guanajuato, una pequeña ciudad situada en el corazón del país, es uno de esos lugares que hechizan a los viajeros con su historia, su arquitectura colorida y su atmósfera bohemia. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988, esta ciudad colonial es un destino ideal para quienes buscan autenticidad y encanto.

Fundada en el siglo XVI como una próspera ciudad minera, Guanajuato conserva su esencia colonial en cada rincón. Sus calles estrechas y empedradas, muchas de las cuales serpentean entre montañas, están flanqueadas por edificios de vivos colores y balcones floridos. El centro histórico es un museo al aire libre, dominado por la majestuosa Basílica de Nuestra Señora de Guanajuato y el Teatro Juárez, un ícono de la arquitectura neoclásica que transporta a los visitantes a otra época.

No se puede hablar de Guanajuato sin mencionar sus célebres túneles subterráneos, antiguos cauces de río transformados en vías de comunicación. Estos túneles añaden un carácter único a la ciudad y son una parte esencial de su peculiar diseño urbano.

Guanajuato es también un centro cultural vibrante. Es la sede del Festival Internacional Cervantino, uno de los eventos artísticos más importantes de América Latina, que reúne cada año a artistas de todo el mundo. Durante el festival, las plazas y teatros de la ciudad cobran vida con música, danza y teatro, en un ambiente de celebración y creatividad.

Para los amantes de las historias y las leyendas, la ciudad ofrece experiencias únicas como el recorrido por el Callejón del Beso, un estrecho pasaje famoso por la romántica historia que lo acompaña. Además, el Museo de las Momias de Guanajuato es una parada obligada para quienes buscan un vistazo a la historia desde una perspectiva inusual, ya que alberga una colección de cuerpos momificados naturalmente, descubiertos en el siglo XIX.

Rodeada de montañas, Guanajuato ofrece vistas espectaculares desde varios puntos, siendo el mirador del Pípila el más famoso. Desde allí, se puede admirar el panorama de la ciudad y su mosaico de colores que parece sacado de una pintura. Para los aventureros, los alrededores de la ciudad también ofrecen rutas de senderismo y exploración, incluyendo minas abandonadas que cuentan la historia de su pasado minero.

La gastronomía de Guanajuato es otro de sus grandes atractivos. Los mercados locales, como el Mercado Hidalgo, son ideales para probar platillos típicos como las enchiladas mineras, los tamales y las nieves artesanales. Además, la ciudad es conocida por su vibrante ambiente de cafés y bares, ideales para relajarse después de un día de exploración.

Guanajuato es un destino que sorprende y encanta a quienes deciden aventurarse fuera de las rutas turísticas habituales. Su mezcla de historia, cultura y belleza natural la convierte en un lugar inolvidable. Con cada callejón, festival y plato típico, Guanajuato invita a los visitantes a descubrir el alma auténtica de México y a sumergirse en una experiencia llena de color y magia.

Un paraíso natural de monolíticas proporciones, visita el parque Torres del Paine y descubre sus impresionantes montañas y paisajes

Redacción (Madrid)

El Parque Nacional Torres del Paine, ubicado en la región de Magallanes, Chile, es un destino turístico que cautiva a quienes buscan explorar la naturaleza en su estado más puro. Con una extensión de más de 2400 km², es uno de los destinos más impresionantes del planeta, donde la imponente Cordillera del Paine se alza como un emblema de la Patagonia chilena.

Llegar a Torres del Paine es una travesía en sí misma, pero bien vale la pena. El acceso más común es a través de la ciudad de Punta Arenas, a la que se puede arribar por vía aérea desde Santiago de Chile. Desde allí, un viaje en autobús o vehículo particular de unas 5 horas llevará al visitante a Puerto Natales, la puerta de entrada al parque. Puerto Natales cuenta con alojamiento y servicios turísticos, por lo que es un buen punto de partida para explorar el parque.

Otra opción es volar a El Calafate, en Argentina, desde donde se puede cruzar la frontera para llegar al parque en unas pocas horas. Este recorrido internacional ofrece la oportunidad de visitar también el famoso glaciar Perito Moreno.

Uno de los grandes atractivos del Parque Nacional Torres del Paine es su diversidad de paisajes. Desde sus torres de granito que se elevan dramáticamente hacia el cielo, hasta sus prístinos lagos, glaciares y vastas pampas, cada rincón ofrece una nueva sorpresa visual.

Las Torres del Paine: El macizo del Paine es un conjunto de montañas cuya formación más famosa son las tres torres de granito. Escalarlas o caminar hasta el mirador base es una de las excursiones más populares, recompensando a los senderistas con una vista inolvidable.

El Glaciar Grey: El glaciar es una de las maravillas heladas del parque. Navegar por el lago Grey, rodeado de icebergs flotantes, permite a los turistas acercarse a este gigante de hielo y presenciar cómo desprende enormes bloques que caen al agua.

El Lago Pehoé: Sus aguas turquesas contrastan con las montañas circundantes y ofrecen vistas panorámicas dignas de postal. Desde este punto se puede acceder a numerosos senderos y realizar excursiones.

Torres del Paine es un paraíso para los amantes del senderismo, con rutas que varían en dificultad y duración. La ruta W, que recorre el parque en forma de W, es ideal para quienes desean una experiencia de varios días, atravesando valles y ríos, mientras disfrutan de vistas espectaculares. Para los más aventureros, la O es un circuito más largo que rodea el parque completamente, llevándolos a zonas más remotas y menos visitadas.

Además del senderismo, el parque ofrece otras actividades como el avistamiento de fauna. Es posible ver guanacos, zorros, cóndores, y si se tiene suerte, hasta el escurridizo puma. Para los más osados, el kayak en el lago Grey o el montañismo son opciones emocionantes que permiten una interacción directa con los elementos.

La mejor época para visitar Torres del Paine depende de lo que busques. La temporada alta, de octubre a abril, coincide con el verano austral, cuando los días son más largos y las temperaturas más suaves, aunque es importante recordar que el clima patagónico es impredecible, con vientos fuertes y lluvias ocasionales incluso en pleno verano.

Fuera de la temporada alta, el parque adquiere una atmósfera más tranquila. En invierno (junio a septiembre), el paisaje se cubre de nieve, lo que ofrece una experiencia mágica y menos concurrida, ideal para fotógrafos y aquellos que buscan un contacto más íntimo con la naturaleza.

El turismo en Torres del Paine ha crecido significativamente en los últimos años, lo que ha traído consigo el desafío de preservar este entorno único. El parque ha implementado diversas iniciativas para reducir el impacto ambiental, como la creación de senderos delimitados, restricciones para acampar en áreas específicas y la promoción de un turismo responsable.

Es crucial que los visitantes sigan las indicaciones y lleven sus desechos fuera del parque, respeten la flora y fauna, y minimicen su huella ecológica. De esta forma, futuras generaciones podrán disfrutar de la misma belleza que asombra a quienes lo visitan hoy.

Equipamiento adecuado: El clima puede cambiar drásticamente en cuestión de minutos, por lo que es esencial contar con ropa impermeable, capas térmicas y un buen calzado de trekking.

Reserva con antelación: En temporada alta, los alojamientos dentro del parque, como los refugios y campamentos, suelen llenarse rápidamente. Es recomendable planificar y reservar con anticipación.

Seguridad y preparación: Para aquellos que planean hacer caminatas largas, es importante llevar un mapa, suficiente agua, comida y estar preparados para cambios repentinos en el clima. Además, respetar siempre las recomendaciones del personal del parque.

El Parque Nacional Torres del Paine es, sin duda, un destino de ensueño para los viajeros que buscan aventura, paisajes inolvidables y un contacto profundo con la naturaleza. Sus montañas, lagos y glaciares lo convierten en uno de los lugares más espectaculares del mundo, un refugio de vida silvestre y un testimonio de la belleza indómita de la Patagonia.

Para aquellos que anhelan una experiencia única y conmovedora, Torres del Paine ofrece un escape hacia lo sublime, donde el tiempo parece detenerse frente a la grandeza de la naturaleza.

San Miguel de Allende, patrimonio de la UNESCO, un viaje al corazón colonial de México

Redacción (Madrid)

Enclavado en el altiplano central de México, San Miguel de Allende es un destino que combina a la perfección la riqueza histórica, la vibrante cultura mexicana y un toque cosmopolita que lo convierte en uno de los destinos más encantadores del país. Esta ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2008, ha capturado el corazón de viajeros de todo el mundo gracias a su arquitectura colonial bien conservada, su escena artística floreciente y un ambiente que parece detenido en el tiempo, pero con el pulso contemporáneo de un lugar abierto al mundo.

Fundada en el siglo XVI, San Miguel de Allende fue un punto clave en las rutas comerciales del virreinato y jugó un papel importante durante la Guerra de Independencia de México. Al recorrer sus calles empedradas, el visitante se sumerge en la historia de esta ciudad. Las fachadas de las casas y edificios, pintadas en tonos cálidos de rojo, amarillo y naranja, evocan la grandeza del México colonial. La joya arquitectónica más reconocida es la Parroquia de San Miguel Arcángel, cuya fachada neogótica, inspirada en las catedrales europeas, se eleva majestuosamente sobre la plaza principal. Este ícono, obra del arquitecto autodidacta Zeferino Gutiérrez, es uno de los puntos más fotografiados del país.

El Templo de San Francisco y la Casa del Inquisidor son otras paradas obligatorias para los amantes de la historia y la arquitectura. Ambos ofrecen un vistazo a la grandeza de los tiempos coloniales y las diversas influencias estéticas que marcaron esta región.

San Miguel de Allende es mucho más que un tesoro histórico; es también un epicentro cultural que ha atraído a artistas tanto nacionales como internacionales. En las décadas recientes, la ciudad ha sido el hogar de una vibrante comunidad artística que abarca desde la pintura y la escultura hasta la música y el teatro.

Un espacio destacado es el Instituto Allende, una reconocida escuela de arte que ha sido un semillero de talento desde su fundación en 1950. Además, la ciudad es sede de una gran cantidad de galerías, estudios y talleres que exponen y venden arte contemporáneo y tradicional. Los mercados artesanales ofrecen una ventana a las tradiciones más arraigadas del país, donde se pueden encontrar productos de barro, textiles y joyería hechos a mano por artesanos locales.

Cada año, la ciudad acoge una serie de festivales que celebran esta riqueza cultural. El Festival Internacional de Cine de Guanajuato, el Festival de Música de Cámara y el Festival de Jazz son solo algunos ejemplos de la vida artística que palpita en San Miguel.

San Miguel de Allende también se destaca por su gastronomía, la cual fusiona la tradición culinaria mexicana con las influencias internacionales que han llegado con los expatriados que residen en la ciudad. Desde los puestos de comida callejera hasta los restaurantes de alta cocina, la oferta gastronómica es diversa y deliciosa.

Para una experiencia auténtica, es imperativo probar platillos típicos de la región como las enchiladas mineras, un plato que refleja las raíces mineras del estado de Guanajuato. Por otro lado, los mercados locales, como el Mercado Ignacio Ramírez, ofrecen la oportunidad de probar frutas y antojitos regionales mientras se disfruta del bullicio de la vida cotidiana local.

En contraste, la ciudad también cuenta con restaurantes gourmet que combinan ingredientes locales con técnicas internacionales. Los visitantes pueden disfrutar de un brunch en una terraza con vista a las colinas, o una cena en un patio rodeado de bugambilias, mientras degustan una copa de vino de los viñedos cercanos de Querétaro.

Rodeada de montañas y campos, San Miguel de Allende es también un excelente destino para los amantes de la naturaleza y las actividades al aire libre. Uno de los atractivos naturales más populares es la Reserva Charco del Ingenio, un jardín botánico que alberga una gran variedad de plantas endémicas, así como senderos para caminar que conducen a impresionantes vistas del paisaje semidesértico. Este lugar no solo es un santuario para la flora y fauna local, sino que también tiene un importante significado cultural, ya que alberga sitios arqueológicos prehispánicos.

Otro lugar de interés es la presa de Allende, ideal para actividades acuáticas como kayak y paseos en bote, además de ofrecer la posibilidad de observar aves locales. Para quienes disfrutan de la aventura, los paseos en globo aerostático ofrecen una experiencia única para admirar la ciudad desde el cielo, con vistas panorámicas de los tejados coloniales y el entorno natural.

A pesar de su tamaño relativamente pequeño, San Miguel de Allende ha desarrollado un carácter cosmopolita que atrae a una comunidad internacional diversa. Esto se debe, en parte, al hecho de que la ciudad ha sido el hogar de muchos expatriados durante décadas, lo que ha creado una atmósfera multicultural sin perder su esencia mexicana. Este aspecto se refleja en la oferta de servicios turísticos de alta calidad, desde hoteles boutique hasta spas de lujo, así como en la amplia variedad de actividades culturales que se realizan durante todo el año.

San Miguel de Allende es, sin duda, un destino que ofrece una experiencia integral: un viaje por la historia y la cultura de México, un deleite para los sentidos a través de su gastronomía y paisajes, y una inmersión en una comunidad vibrante y acogedora. Cada rincón de la ciudad invita a perderse, a descubrir algo nuevo y a conectarse con la rica herencia cultural que ha hecho de este lugar uno de los destinos más amados por viajeros de todo el mundo.

San Miguel de Allende no es solo un destino turístico, sino una experiencia transformadora. Su historia, su arte, su gastronomía y su gente hacen de esta ciudad un lugar inolvidable. Ya sea que el visitante busque relajarse en un ambiente tranquilo, explorar su legado cultural o disfrutar de sus paisajes naturales, San Miguel de Allende ofrece algo para todos. Es una joya del patrimonio mexicano que sigue brillando con fuerza en el panorama turístico internacional.

La Joya de Cerén, el tesoro arqueológico de el Salvador, la Pompeya de América

Redacción (Madrid)

En el corazón de El Salvador, se encuentra un destino arqueológico excepcionalmente conservado y fascinante: la Joya de Cerén. Este sitio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993, ofrece a los visitantes la oportunidad única de sumergirse en la vida cotidiana de una antigua comunidad maya.

La Joya de Cerén, también conocida como la «Pompeya de América», es un conjunto de ruinas que datan del período clásico tardío de la civilización maya, que floreció entre los años 600 y 900 d.C. Lo que hace que este sitio sea tan especial es su excepcional estado de conservación, que se debe a una erupción volcánica que ocurrió alrededor del año 600 d.C. y que cubrió la aldea con una capa de ceniza volcánica, preservando así los edificios y objetos cotidianos en su lugar original.

Al explorar la Joya de Cerén, los visitantes pueden recorrer las calles empedradas de la antigua aldea y admirar las casas, los graneros, los talleres y otros edificios que han sido excavados y restaurados. Además, pueden observar los objetos cotidianos que se han encontrado en el sitio, como utensilios de cocina, herramientas agrícolas, cerámica y textiles, que ofrecen una fascinante visión de la vida diaria de los antiguos habitantes de la aldea.

Una de las características más impresionantes de la Joya de Cerén es su sistema de agricultura en terrazas, que muestra cómo los antiguos mayas cultivaban sus alimentos en medio de la selva tropical. Los visitantes pueden explorar los campos de maíz, frijoles, calabazas y otras plantas que fueron cultivadas por los habitantes de la aldea, así como aprender sobre las técnicas agrícolas utilizadas por los antiguos mayas.

Además de su valor arqueológico, la Joya de Cerén también es un importante centro educativo y de investigación, donde arqueólogos y estudiantes de todo el mundo estudian la historia y la cultura de los antiguos mayas. El sitio cuenta con un museo de visitantes que exhibe artefactos y hallazgos arqueológicos, así como paneles informativos que explican la historia y la importancia del sitio.

En resumen, la Joya de Cerén es un destino turístico único en su género que ofrece a los visitantes la oportunidad de explorar una aldea maya perfectamente conservada y aprender sobre la vida y la cultura de sus antiguos habitantes. Ya sea por su valor histórico, su belleza natural o su importancia cultural, la Joya de Cerén es sin duda un tesoro arqueológico que merece la pena descubrir en El Salvador.

Paraguay, entre la historia silenciosa y la belleza natural deslumbrante

Redacción (Madrid)

Paraguay, un país situado en el corazón de Sudamérica, revela su rica historia, vibrante cultura y asombrosa belleza natural a aquellos viajeros dispuestos a explorar sus tesoros ocultos. Conocido como «La Tierra de los Guaraníes,» Paraguay es mucho más que un destino turístico; es una experiencia que cautiva los sentidos y el alma.

La capital, Asunción, es un crisol de tradición y modernidad. Recorrer sus calles implica sumergirse en la arquitectura colonial que se mezcla con rascacielos contemporáneos. El Palacio de los López, símbolo de poder y elegancia, resalta en el paisaje urbano, mientras que la costanera del río Paraguay ofrece un respiro tranquilo con sus parques y paseos.

Pero el verdadero corazón de Paraguay late en sus pueblos y comunidades. Encarnando la hospitalidad paraguaya, estos lugares revelan la autenticidad de la vida rural y las tradiciones arraigadas. La música folklórica, como la polca y el guarania, resuena en el aire, guiando a los visitantes por un viaje en el tiempo.

El impresionante paisaje natural de Paraguay es un regalo para los amantes de la naturaleza. La Reserva Natural del Bosque Mbaracayú es un paraíso verde que alberga una diversidad única de flora y fauna. En el Chaco paraguayo, la inmensidad de la llanura se convierte en un lienzo que pinta atardeceres inolvidables.

Asunción capital de Paraguay, Lugares y Más

La presencia del río Paraguay trae consigo la posibilidad de aventuras acuáticas. La navegación por el río revela la majestuosidad de la naturaleza y ofrece la oportunidad de explorar la vida silvestre que bordea sus orillas. Las impresionantes Cataratas del Monday, con su rugido atronador, son un espectáculo visual y sonoro que deja a los visitantes sin aliento.

La gastronomía paraguaya es otro tesoro que merece ser descubierto. La sopa paraguaya, el chipa, y el asado son solo algunas de las delicias que deleitan los paladares. La experiencia culinaria se complementa con el tereré, una bebida refrescante y tradicional que se comparte en círculos de amigos y familiares.

Paraguay, en su modestia y autenticidad, revela su grandeza a aquellos que exploran más allá de las rutas convencionales. Este país encantador ofrece a los viajeros no solo un destino, sino una conexión con una cultura rica y una naturaleza asombrosa. Paraguay, un tesoro escondido, espera ser descubierto y apreciado por aquellos que buscan una experiencia única en Sudamérica.

El Camino del Mayab: una experiencia a lo más profundo y auténtico de Yucatán.

Redacción (Madrid)

Yucatán, la cuna cultural, gastronómica y turística del sureste mexicano se ha abierto camino como uno de los destinos predilectos para todo tipo de viajero; su extraordinaria belleza natural ha logrado cautivar a los amantes de los espacios al aire libre y la aventura; es por ello que, este 2024 será indispensable disfrutar de una de las experiencias más enriquecedoras de la región, el “Camino del Mayab”.

Inspirado en el Camino de Santiago,  “Camino del Mayab” es un proyecto de desarrollo regional sostenible que busca la conservación de la naturaleza, el desarrollo sociocultural y la preservación de la vida y cultura Maya. Cuenta con una longitud de 130 kilómetros lineales y se encuentra muy cerca de la ciudad de Mérida.

Este proyecto consta de una red transitable de bellos y antiguos caminos, que originalmente fueron vías del tren; y que hoy en día, son caminos milperos que guardan un gran valor histórico y cultural, ya que en su momento estos fungieron como conectores entre las grandes haciendas henequeneras; así como de algunas zonas arqueológicas.

Muy cerca de este sendero, podemos encontrar la zona arqueológica de Mayapán, el cenote San Marcos, Cenote Kankirixché, Hacienda Uayalceh, Hacienda Lepán; entre otros sitios, que hacen de esta región una de las predilectas en la entidad.

 El hermoso “Camino del Mayab” se puede disfrutar a través del senderismo o por medio de bicicleta de montaña que permite visitar 13 comunidades, en donde se puede degustar la gastronomía local, pernoctar en alguna comunidad o hacienda turística; y de esta forma contribuir al desarrollo sostenible de las comunidades de la región, convirtiéndolo en un producto turístico sustentable.

Lo ideal es disfrutar de este recorrido a lo largo de cuatro días, de ese modo se cuenta con el tiempo necesario para descubrir y conectar con cada uno de los atractivos; por ejemplo, durante el primer día, es posible visitar Dzoyaxché; recorrer la Hacienda, la capilla y otros atractivos de la comunidad, sumando al recorrido el bonito sendero que hay dentro de la Reserva Cuxtal y que conecta con Dzoyaxché la comunidad de Yaxnic.

Ejemplo de Turismo sostenible en México.

En el marco de Fitur Madrid 2024, se llevó a cabo el acto de entrega institucional del Premio de Turismo Sostenible Skål International al Gobernador de Yucatán, Mauricio Vila Dosal, quien recibió este galardón acompañado por la Secretaria de Fomento Turístico estatal, Michelle Fridman de manos de Jorge Rodríguez Galván, Presidente de Skål España y de José Luis Quintero, Director de Skål Europa Sur.

El premio en la categoría “Biodiversidad y Naturaleza” fue otorgado al «Camino del Mayab» de la empresa receptiva yucateca Ecoguerreros quien ha desarrollado este producto turistico único en conjunto con la Secretaría de Fomento Turístico de Yucatán.

Esta nominación ha sido posible gracias al capítulo Mérida de Skål International.

Camino del Mayab es el primer sendero de gran recorrido en México, es un viaje en el tiempo desde la Mérida contemporánea, hasta los mayas prehispánicos de Mayapan. Es la oportunidad de encontrar la esencia maya de la selva y la cultura, en una red de 150 kilómetros de bellos y antiguos caminos con valor histórico y natural. Lo podrás recorrer a través del senderismo o el ciclismo cross country. Camino del Mayab une cenotes, haciendas, reservas ecológicas y sobre todo, la calidez del pueblo maya para que descubras la esencia de la vida.

Descubre el Paraíso Caribeño: Un destino inigualable para tu próximo viaje

David Agüera

El Caribe, con sus playas de arena blanca, aguas cristalinas y vibrante cultura, se presenta como el destino perfecto para aquellos que buscan una escapada inolvidable. Este rincón del mundo ofrece una experiencia única que combina relajación, aventura y hospitalidad excepcional.

Aventuras submarinas y paisajes exuberantes

El Caribe es conocido por sus arrecifes de coral vibrantes y una diversidad marina asombrosa. Los entusiastas del buceo y el snorkel encontrarán un paraíso submarino lleno de colores y vida. Además, la región cuenta con selvas tropicales exuberantes y cascadas impresionantes que ofrecen oportunidades emocionantes para los amantes de la naturaleza.

Cultura vibrante y gastronomía deliciosa

Cada isla caribeña tiene su propia identidad cultural única, reflejada en su música, danzas y festivales. Los viajeros pueden sumergirse en la rica historia de la región visitando museos y sitios históricos, mientras que los amantes de la gastronomía disfrutarán de una variedad de platos locales que fusionan sabores autóctonos.

Hospitalidad incomparable

La calidez y amabilidad de los habitantes del Caribe son incomparables. Los lugareños reciben a los visitantes con una sonrisa genuina, creando un ambiente acogedor que hace que cada turista se sienta como en casa. Esta hospitalidad contribuye a que el Caribe sea un destino ideal para aquellos que buscan una experiencia auténtica y enriquecedora.

Variedad de islas, variedad de experiencias

Desde las playas serenas de Anguila hasta la animada vida nocturna de Puerto Rico, el Caribe ofrece una amplia gama de experiencias. Ya sea que busques un retiro tranquilo o una emocionante vida nocturna, encontrarás la isla perfecta que se adapte a tus preferencias.

Recomendación especial: Descubre la magia de Cuba

La Habana, el espíritu de Cuba, Lugares y Más

Cuba, con su mezcla única de historia, música y arquitectura colonial, se destaca como un destino imperdible en el Caribe. La Habana Vieja te transportará en el tiempo, mientras que las playas de Varadero te ofrecerán un refugio de tranquilidad. No te pierdas la oportunidad de explorar la riqueza cultural y natural de esta joya caribeña.

El Caribe es mucho más que un destino turístico; es una experiencia sensorial que cautiva y deja una impresión duradera. Desde sus paisajes impresionantes hasta su cultura vibrante, este paraíso tropical tiene algo para cada tipo de viajero.

El Lago de Atitlán, maravillas naturales de latinoamérica

Redacción (Madrid)

Ubicado en lo más profundo de las tierras altas de Guatemala, El Lago de Atitlán es un tesoro natural que ha encantado a viajeros durante siglos. Rodeado por majestuosos volcanes y pintorescos pueblos indígenas, este lago es más que un simple cuerpo de agua; es un escenario vivo de la riqueza cultural y la belleza natural de Guatemala.

La primera impresión al llegar a las orillas del lago es como entrar en un cuento de hadas. Las aguas cristalinas de Atitlán reflejan los picos volcánicos circundantes, creando una vista que parece sacada de un sueño. Tres majestuosos volcanes, San Pedro, Atitlán y Tolimán, se alinean como guardianes silenciosos, aportando un dramatismo imponente al paisaje.

El Lago de Atitlán no es solo un espectáculo visual; es una experiencia multisensorial. Sus aguas frescas y serenas ofrecen oportunidades para practicar deportes acuáticos, desde kayaking hasta nadar en sus aguas prístinas. Las playas y muelles tranquilos invitan a los visitantes a relajarse y disfrutar del entorno natural.

Sin embargo, la verdadera joya de Atitlán radica en sus pueblos ribereños. Panajachel, con su animado mercado y sus calles coloridas, sirve como la puerta de entrada al lago. Aquí, los visitantes pueden explorar las artesanías locales, sumergirse en la vibrante cultura maya y probar la auténtica gastronomía guatemalteca.

Cada pueblo alrededor del lago tiene su propia personalidad. Santiago Atitlán, con su rica herencia indígena, ofrece una visión única de las tradiciones mayas. En San Pedro la Laguna, la energía juvenil y las escuelas de español han atraído a viajeros de todo el mundo. Cada comunidad aporta su propia paleta de colores a la rica diversidad cultural del lugar.

Las noches en Atitlán son mágicas. El sol poniente tiñe el cielo de tonos cálidos, y las luces de los pueblos ribereños se reflejan en las aguas del lago. La quietud de la noche solo se interrumpe por los sonidos suaves de la naturaleza y, en ocasiones, por celebraciones festivas que revelan la alegría inherente de la gente local.

En conclusión, El Lago de Atitlán es más que una maravilla natural; es un testimonio vivo de la riqueza cultural y la diversidad que define a Guatemala. Cada rincón de este paisaje se convierte en una ventana a la historia, la espiritualidad y la vida cotidiana de aquellos que llaman hogar a este lugar celestial. Visitar el Lago de Atitlán no es solo una experiencia turística; es una inmersión en la magia de un rincón del mundo donde la naturaleza y la cultura bailan en armonía.

Una tierra de cultura y biodiversidad, explora los destinos más emblemáticos de Guatemala

Redacción (Madrid)

Guatemala, una tierra rica en cultura y biodiversidad, se despliega como un mosaico de maravillas naturales, arqueológicas y culturales que capturan la imaginación de quienes la visitan. Desde las alturas de sus antiguas ciudades mayas hasta la calidez de sus comunidades, Guatemala ofrece un viaje único que combina la grandeza de su pasado con la vitalidad de su presente.

Antigua Guatemala, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un testimonio de la espléndida arquitectura colonial. Calles empedradas, iglesias barrocas y plazas adoquinadas dan vida a esta ciudad que fue en su momento la joya de la corona del imperio español en Centroamérica. El Volcán de Agua se eleva majestuoso en el horizonte, recordando la imponente presencia de la naturaleza en esta tierra.

La verdadera joya arqueológica de Guatemala es Tikal. Anidada en la selva del Petén, Tikal emerge como la ciudad maya más emblemática. Sus pirámides y templos, que se alzan entre la vegetación, transportan a los visitantes a una época en la que esta civilización floreció en plenitud. La experiencia de estar en la cima de una pirámide, con la selva extendiéndose hasta donde alcanza la vista, es un vínculo directo con la grandeza de la historia.

Pero Guatemala no es solo historia antigua. El Lago de Atitlán, rodeado de montañas y volcanes, ofrece una belleza natural impresionante. Las comunidades a orillas del lago, como Panajachel y Santiago Atitlán, brindan la oportunidad de sumergirse en la rica cultura maya contemporánea. Mercados coloridos, artesanías tradicionales y la calidez de la gente local crean una experiencia auténtica.

La ciudad de Quetzaltenango, o Xela como la llaman cariñosamente los locales, es un enclave montañoso que ofrece una perspectiva diferente de Guatemala. Con su arquitectura neoclásica y su ambiente relajado, es un lugar perfecto para explorar la vida diaria guatemalteca y disfrutar de los paisajes de las Tierras Altas.

La Semana Santa en Antigua es una celebración que lleva consigo una intensidad y devoción incomparables. Calles adornadas con alfombras de aserrín pintado, procesiones solemnes y una atmósfera de fervor religioso hacen de esta experiencia una de las más impactantes de la región.

En conclusión, Guatemala es un destino que va más allá de las expectativas. Desde la grandeza de su herencia maya hasta la diversidad de su paisaje, esta tierra cautiva a quienes buscan una combinación única de historia, naturaleza y cultura. En cada rincón de Guatemala, se revela la autenticidad de su gente y la majestuosidad de su entorno, creando un viaje inolvidable.