Praga en invierno, magia y encanto en la ciudad de las cien torres

Redacción (Madrid)

Visitar Praga en invierno es sumergirse en una atmósfera de ensueño, donde sus edificios góticos, calles empedradas y castillos medievales se cubren de nieve y luces festivas, creando una experiencia inolvidable. La capital de la República Checa, conocida como la «Ciudad de las Cien Torres,» se transforma en una postal invernal que parece sacada de un cuento de hadas. Entre sus mercadillos navideños, sus tradiciones centenarias y el ambiente acogedor de sus cafeterías, Praga en invierno se convierte en un destino ideal para los amantes de la historia, la cultura y la arquitectura.

El invierno en Praga cobra vida con sus famosos mercados navideños, especialmente el que se encuentra en la Plaza de la Ciudad Vieja, frente a su emblemático reloj astronómico. Estos mercados, que comienzan a principios de diciembre y se extienden hasta principios de enero, están repletos de puestos decorados donde se venden productos artesanales, adornos navideños, dulces tradicionales y bebidas calientes.

El mercado de la Plaza de Wenceslao es otro lugar imprescindible, donde los visitantes pueden disfrutar de villancicos y ver el espectacular árbol de Navidad que cada año adorna el centro de la ciudad. Durante la temporada navideña, la ciudad se ilumina con decoraciones, creando un ambiente festivo que invita a pasear y disfrutar de cada rincón.

Praga cuenta con lugares emblemáticos que en invierno adquieren un aire especial. Entre ellos destaca el Puente de Carlos, que conecta el casco antiguo con el barrio de Malá Strana. Cubierto de nieve, el puente y sus estatuas ofrecen una vista mágica al amanecer y al atardecer, cuando la ciudad se tiñe de tonos cálidos y el río Moldava refleja las luces de los edificios históricos.

El Castillo de Praga, una de las fortalezas más grandes del mundo, también es una visita imprescindible en esta época. Con sus techos cubiertos de nieve y el aire frío que envuelve el complejo, recorrer el castillo en invierno permite descubrir los palacios, torres y patios con una atmósfera medieval auténtica. La Catedral de San Vito, que se alza en el corazón del castillo, es igualmente impactante en invierno, con su impresionante arquitectura gótica.

Durante los meses de invierno, Praga ofrece una variedad de actividades para disfrutar del frío. En los últimos años, la ciudad ha instalado pistas de patinaje sobre hielo en algunos de sus parques y plazas, como en el Parque Letná y en la Plaza de la Ciudad Vieja. Estas pistas permiten a los visitantes patinar rodeados de la arquitectura medieval y barroca de la ciudad, una experiencia que aporta una dosis de diversión y aventura al viaje.

Otra actividad imperdible en Praga durante el invierno es disfrutar de un crucero por el río Moldava. Muchos operadores ofrecen recorridos temáticos en los que los pasajeros pueden ver los puentes y monumentos de Praga mientras disfrutan de una bebida caliente en el interior de un barco calefaccionado. Esta es una forma cómoda y encantadora de observar la ciudad en un ambiente invernal.

La cocina checa, conocida por sus platos ricos y sustanciosos, es ideal para combatir el frío. Durante el invierno, los visitantes pueden disfrutar de una amplia oferta de platillos que destacan por su sabor y calor, como el svíčková, un estofado de carne de res en salsa de crema acompañado de knedlíky (bolas de pan), o el guláš (goulash), que suele servirse con pan oscuro.

Además, no puede faltar el trdelník, un dulce típico checo que se vende en puestos callejeros y que consiste en una masa enrollada y cocida sobre un cilindro, cubierta de azúcar y canela. Aunque es popular durante todo el año, en invierno es especialmente agradable, ya que se sirve caliente y su aroma impregna las calles de la ciudad.

Las bebidas también juegan un papel fundamental en la experiencia gastronómica de invierno en Praga. El svařák, vino caliente especiado, es la bebida preferida en esta temporada. Este vino, que se vende en los mercados navideños, es perfecto para calentarse mientras se explora la ciudad. Para quienes prefieren algo más fuerte, el Becherovka, un licor de hierbas checo, es una opción ideal, famosa por su sabor distintivo y sus propiedades que, según los locales, ayudan a combatir el frío.

Praga también es un destino cultural durante el invierno, ya que cuenta con una gran oferta de eventos y actividades en esta temporada. El Teatro Nacional y la Ópera Estatal ofrecen una programación especial en diciembre, incluyendo producciones de «El Cascanueces» y otras obras clásicas de ballet y ópera. Además, los conciertos de música clásica en iglesias y salas de concierto, como la famosa Casa Municipal, son una opción popular entre los visitantes.

Por otro lado, Praga es hogar de numerosos museos y galerías que invitan a descubrir su historia y arte en espacios cálidos. Entre ellos, el Museo Nacional, el Museo de Franz Kafka y el Museo de Arte Contemporáneo DOX son paradas recomendadas para quienes desean aprender más sobre el patrimonio y la cultura de la ciudad.

El clima en Praga durante el invierno puede ser frío, con temperaturas que suelen estar por debajo de los 0 °C. Por eso, es importante que los visitantes lleven ropa de abrigo adecuada y accesorios como guantes, bufandas y gorros. Otro consejo práctico es aprovechar las horas de luz, ya que en invierno oscurece temprano, alrededor de las 4:00 o 5:00 de la tarde.

Aunque el frío es intenso, Praga cuenta con numerosos cafés y restaurantes acogedores que permiten hacer pausas y disfrutar de la calidez en medio de las exploraciones. Establecimientos como Café Louvre o Café Slavia, con una rica historia y ambientes clásicos, son ideales para relajarse, disfrutar de un café o un chocolate caliente y observar el ambiente de la ciudad.

Praga en invierno es una ciudad de ensueño que invita a descubrir su lado más romántico y acogedor. Sus mercados navideños, monumentos históricos cubiertos de nieve, y su gastronomía local hacen que el invierno sea una de las mejores estaciones para conocer esta joya de Europa Central. Sumergirse en sus calles, explorar sus monumentos y disfrutar de su cultura invernal ofrece una experiencia inolvidable que, sin duda, se quedará en la memoria de quienes la visitan en esta temporada.

Una cuidad en armonía con el Mar Báltico, Gdynia

Redacción (Madrid)

Gdynia, ubicada en la costa norte de Polonia junto al Mar Báltico, es una ciudad que destaca por su modernidad, su relación con el mar, y su oferta cultural. Forma parte del área metropolitana conocida como Triciudad, junto con Gdańsk y Sopot, una región que combina playas, historia y entretenimiento, atrayendo tanto a los amantes de la naturaleza como a los apasionados por la arquitectura moderna y la cultura marítima.

Gdynia tiene una historia relativamente reciente en comparación con otras ciudades europeas. Fue reconocida como ciudad en 1926, y se desarrolló rápidamente debido a su importancia estratégica como puerto. Durante el período de entreguerras, Gdynia se convirtió en uno de los puertos más importantes de Polonia, y esto impulsó un crecimiento arquitectónico y económico acelerado. A diferencia de ciudades vecinas, Gdynia no fue destruida en la Segunda Guerra Mundial, por lo que gran parte de su arquitectura moderna, estilo art déco y funcionalista, permanece intacta y es parte fundamental de su encanto.

El puerto de Gdynia es el corazón de la ciudad y uno de los principales puntos de interés. Aquí se encuentran el Museo Marítimo, el legendario velero «Dar Pomorza» y el destructor ORP «Błyskawica», dos barcos históricos que ahora sirven como museos flotantes. Estas atracciones ofrecen una perspectiva única sobre la historia naval de Polonia, permitiendo a los visitantes explorar las cubiertas y aprender sobre las hazañas de estos barcos en guerras y expediciones.

Skwer Kościuszki y Molo Sur: Este es el paseo marítimo principal de Gdynia, donde se concentran tiendas, restaurantes, y zonas de recreo. La arquitectura moderna y los muelles ofrecen una atmósfera relajada y vibrante, ideal para caminar junto al mar y disfrutar de vistas panorámicas. Desde el Molo Sur se puede admirar una panorámica del puerto y de la línea costera, además de observar yates y embarcaciones de recreo.

Museo de la Ciudad de Gdynia: Este museo ofrece una mirada en profundidad a la historia de la ciudad, desde su transformación de un pequeño pueblo pesquero hasta convertirse en una ciudad moderna y pujante. Exhibe artefactos, fotografías y maquetas que ilustran la evolución de Gdynia, además de explorar su arquitectura y urbanismo único, que mezcla influencias modernistas con diseño funcionalista.

Acuario de Gdynia: Este acuario es uno de los mayores y más interesantes de Polonia. Alberga una amplia variedad de especies de vida marina del Báltico y de otros lugares del mundo. Es un lugar ideal para familias y amantes de la biología marina, donde los visitantes pueden conocer desde peces tropicales hasta especies autóctonas de la región.

Playa de Gdynia y Parque de Kolibki: A lo largo de la costa, Gdynia cuenta con playas bien cuidadas y áreas verdes, como el Parque de Kolibki, que ofrece rutas de senderismo y espacios para actividades al aire libre. La Playa de Gdynia es ideal para nadar en el verano, relajarse bajo el sol y disfrutar de actividades acuáticas. Es una playa tranquila y segura, adecuada para familias y personas que buscan disfrutar del mar en un entorno urbano.

La arquitectura de Gdynia es una de sus características más singulares. Al ser una ciudad joven, el modernismo domina su paisaje urbano. Paseando por el centro se pueden observar ejemplos de arquitectura art déco y modernista de principios del siglo XX, que reflejan la ambición de Polonia por construir una ciudad moderna y europea tras recuperar su independencia. Los edificios funcionalistas, con sus fachadas blancas y líneas geométricas, recuerdan la estética náutica, como si fueran grandes barcos en tierra firme.

Gdynia es una ciudad vibrante en cuanto a cultura y entretenimiento. Cada año, en julio, se celebra el Festival Open’er, uno de los festivales de música más grandes de Europa, que atrae a artistas internacionales y a miles de asistentes de todo el mundo. Además, Gdynia cuenta con teatros, cines y salas de concierto que ofrecen una variedad de eventos culturales durante todo el año.

La vida nocturna de Gdynia es más tranquila que la de Sopot, pero no por ello menos atractiva. Los bares y cafeterías en el área del puerto y en el centro ofrecen un ambiente relajado y sofisticado. Muchos locales destacan por su decoración moderna y su vista al mar, creando un ambiente ideal para una noche tranquila junto al mar.

La gastronomía en Gdynia ofrece una mezcla entre la cocina tradicional polaca y platos influenciados por su cercanía al mar. El arenque es un plato popular, ya sea en escabeche o ahumado, y es común encontrar restaurantes que ofrecen una variedad de pescados y mariscos frescos. Los restaurantes del puerto suelen especializarse en platos de pescado recién capturado, acompañados de ingredientes locales.

Para los amantes de la naturaleza, Gdynia es el punto de partida perfecto para explorar la Costa de Kashubia y la Reserva Natural de Kępa Redłowska. Este parque, situado en un acantilado frente al mar, ofrece rutas de senderismo con vistas espectaculares al Báltico y es hogar de una gran variedad de fauna y flora local. También es un excelente lugar para avistar aves y disfrutar de la tranquilidad de los bosques polacos.

Gdynia es una joya del Báltico que ofrece una experiencia turística moderna, pero profundamente conectada con la historia marítima y la naturaleza. Sus playas, su arquitectura y su oferta cultural y gastronómica la convierten en un destino ideal para quienes buscan una combinación de relajación, historia y vida urbana. Gdynia invita a los visitantes a explorar una cara de Polonia menos conocida, donde el pasado y el presente se encuentran frente al mar, en una ciudad vibrante y en constante crecimiento.

La experiencia mediterránea al completo en Puerto de Mazarrón

Redacción (Madrid)

Ubicado en la Costa Cálida de Murcia, en el sureste de España, el Puerto de Mazarrón se ha consolidado como uno de los destinos turísticos más atractivos del Mediterráneo. Con playas de arena dorada, aguas cristalinas y un clima privilegiado casi todo el año, este puerto invita a sus visitantes a disfrutar de una experiencia única de sol, mar y cultura. Su encanto radica en la perfecta combinación entre su riqueza natural, su historia milenaria y la hospitalidad de su gente, convirtiéndolo en un refugio perfecto tanto para quienes buscan relajación como para los que disfrutan de la aventura.

El Puerto de Mazarrón es famoso por sus más de 30 playas que se extienden a lo largo de 35 kilómetros de costa. Algunas de las playas más conocidas son la Playa de Bahía, Playa de la Reya y Playa de la Isla, cada una con características propias que las hacen únicas. En estas playas, los turistas pueden disfrutar de arenas finas y aguas tranquilas, ideales para el baño, así como para practicar deportes acuáticos como el snorkel y el buceo, gracias a su impresionante riqueza submarina.

Una de las joyas naturales de Mazarrón es la Ensenada de Bolnuevo, famosa por sus peculiares formaciones rocosas conocidas como «Gredas de Bolnuevo» o «Las Erosiones». Este conjunto de formaciones naturales, esculpidas por la erosión durante siglos, se ha convertido en un emblema del municipio y es un atractivo turístico de gran valor geológico. Además de su atractivo estético, la zona invita a la reflexión sobre el paso del tiempo y el poder transformador de la naturaleza.

Mazarrón posee un legado histórico de miles de años que se refleja en sus yacimientos arqueológicos y monumentos. La historia del Puerto de Mazarrón está marcada por las civilizaciones que han dejado su huella, desde los fenicios hasta los romanos. Uno de los descubrimientos más impresionantes en la región es el Barco Fenicio de Mazarrón, uno de los barcos fenicios mejor conservados del Mediterráneo, que data de hace más de 2,500 años y fue hallado en la Playa de la Isla. Aunque el barco se encuentra sumergido para su conservación, se pueden conocer sus detalles en el Centro de Interpretación del Barco Fenicio en Mazarrón.

Otro sitio de interés histórico es la Torre de los Caballos, ubicada en Bolnuevo. Esta torre fue construida en el siglo XVI como defensa contra las incursiones de los piratas berberiscos y forma parte de una serie de fortificaciones que protegían la costa murciana. Desde su cima, se pueden obtener vistas espectaculares del mar y las montañas circundantes, transportando a los visitantes a una época en la que la defensa de las costas era vital para la supervivencia de los habitantes de Mazarrón.

La gastronomía en el Puerto de Mazarrón es otro de sus grandes atractivos. La cocina local está basada en productos frescos del mar y de la huerta murciana, lo que da lugar a una variedad de sabores auténticos. Uno de los platos más populares es el caldero, un arroz caldoso cocinado con pescados de roca y aliñado con ajo y perejil, que ofrece un sabor profundo y reconfortante.

El pulpo al horno y los pescados frescos a la parrilla son también platos emblemáticos que se pueden degustar en los restaurantes locales, muchos de los cuales ofrecen vistas al mar, permitiendo disfrutar de una comida deliciosa con un paisaje inolvidable. Además, los vinos de la región, especialmente los blancos y rosados, complementan a la perfección la frescura de la cocina mediterránea, realzando cada plato y convirtiendo la experiencia en un placer gastronómico.

El Puerto de Mazarrón es un destino ideal para los amantes de los deportes acuáticos. Sus aguas tranquilas y su clima cálido hacen de este puerto un lugar perfecto para el buceo, el snorkel, la vela y el kayak. Para los aficionados al buceo, las aguas de Mazarrón ofrecen una gran diversidad de flora y fauna marina, y se pueden explorar interesantes zonas de inmersión donde es posible observar arrecifes, peces de colores y restos arqueológicos sumergidos.

Las rutas de senderismo y ciclismo en las cercanas sierras de la región, como la Sierra de las Moreras, también permiten a los viajeros disfrutar de impresionantes paisajes y vistas panorámicas del Mediterráneo. Estas rutas son una excelente forma de descubrir la belleza natural de Mazarrón desde las alturas, ofreciendo una perspectiva diferente de su costa y su entorno rural.

Mazarrón también es conocido por sus festividades, que reflejan la cultura y tradiciones de la región. Una de las celebraciones más esperadas es la Fiesta de la Virgen del Carmen, patrona de los pescadores, que tiene lugar en julio y cuenta con procesiones marítimas donde la imagen de la Virgen es llevada en barco por la bahía, acompañada por una flota de barcos decorados. Este evento es un espectáculo emotivo que rinde homenaje a la relación profunda de la comunidad con el mar.

Otras festividades importantes incluyen la Semana Santa, celebrada con desfiles y procesiones, y el Carnaval, que llena las calles de color y música en un ambiente festivo que atrae a locales y visitantes por igual.

El Puerto de Mazarrón es un destino completo que ofrece algo para cada tipo de viajero. Su combinación de naturaleza, historia, cultura y gastronomía lo convierten en un lugar ideal para quienes buscan disfrutar de la esencia del Mediterráneo en un entorno tranquilo y acogedor. Desde sus playas doradas hasta sus monumentos históricos, Mazarrón invita a descubrir y redescubrir los encantos de la costa murciana en cada visita.

En definitiva, el Puerto de Mazarrón es un destino que deja una huella perdurable en quienes lo visitan, con paisajes inolvidables, sabores intensos y una rica herencia cultural que se respira en cada rincón. Para aquellos que buscan escapar del bullicio y sumergirse en la tranquilidad del Mediterráneo, Mazarrón es una joya que espera ser descubierta.

La ciudad de las flores, un paraíso del comercio y gastronomía cantonesa de China, Guangzhou

Redacción (Madrid)

Guangzhou, una de las ciudades más antiguas y dinámicas de China, combina la modernidad con la rica historia y tradiciones milenarias del país. Ubicada en la provincia de Guangdong, en el sur de China, Guangzhou es conocida como la «Ciudad de las Flores» y el «Centro Comercial del Sur,» debido a su clima templado, su vibrante escena comercial y su tradición como centro de comercio e intercambio cultural. Esta metrópolis ofrece a sus visitantes una diversidad de atractivos que van desde imponentes rascacielos hasta templos ancestrales, mercados locales y exquisitos platillos de la cocina cantonesa. Guangzhou representa, para quienes la visitan, la experiencia de explorar una China vibrante, moderna y, a la vez, profundamente enraizada en su pasado.

Guangzhou, antiguamente conocida como Cantón, ha sido un centro importante de comercio desde hace más de dos mil años. Fue uno de los primeros puertos de China en abrir sus puertas al comercio exterior, y este contacto temprano con otras culturas ha dejado una huella en su arquitectura, su gastronomía y su diversidad étnica. Uno de los destinos históricos más emblemáticos es el Templo de los Seis Banyan, construido hace más de 1,400 años. Este templo budista, con su característica torre pagoda, representa un oasis de paz en el centro de la ciudad y es testimonio de la riqueza espiritual y cultural de Guangzhou.

El Museo de la Dinastía Nanyue, que alberga el mausoleo del rey de la antigua dinastía Nanyue, ofrece una fascinante mirada a la historia de Guangzhou y de la región. Aquí se encuentran tesoros y artefactos de más de 2,000 años, muchos de los cuales revelan los profundos vínculos comerciales que esta ciudad mantuvo con otras culturas de Asia. La Isla Shamian, otro destino histórico, conserva la arquitectura colonial europea de la época en que fue un importante centro de comercio occidental, y actualmente es un pintoresco barrio con cafés, galerías y tiendas.

Si bien Guangzhou tiene una rica historia, también destaca por ser una ciudad moderna y en constante desarrollo. La Torre de Cantón, uno de los edificios más altos de China, es símbolo de esta modernidad. Con sus más de 600 metros de altura, ofrece una vista panorámica impresionante de la ciudad y del río Perla, especialmente por la noche, cuando se ilumina con colores vibrantes. La torre también cuenta con restaurantes, áreas de entretenimiento y una noria en la cima, la cual es la más alta del mundo, brindando una experiencia emocionante para quienes se animen a contemplar Guangzhou desde las alturas.

El distrito financiero de Zhujiang New Town es otro de los puntos destacados de la modernidad de la ciudad. Este distrito alberga rascacielos de diseño innovador, centros comerciales de lujo y el icónico Ópera de Guangzhou, diseñado por la arquitecta Zaha Hadid. En Zhujiang, se concentra la escena empresarial y de alta tecnología de Guangzhou, lo que lo convierte en un lugar de interés para los amantes de la arquitectura contemporánea y quienes desean conocer el auge financiero y tecnológico de China.

La cocina cantonesa, famosa por su diversidad y riqueza de sabores, es uno de los mayores atractivos de Guangzhou. La ciudad es considerada la cuna del Dim Sum, una tradición culinaria que consiste en pequeñas porciones de platillos variados, servidos en cestas de bambú, y acompañados de té. Desde los tradicionales dumplings de camarón hasta el bao relleno de carne y las empanadas de barbacoa, el dim sum es una experiencia imperdible para quienes visitan la ciudad.

Además, Guangzhou es famosa por su comida callejera, que se puede encontrar en mercados como el Mercado Qingping. En estos espacios, los visitantes pueden probar delicias locales como fideos de arroz con ternera, sopa de fideos wonton, mariscos frescos y una variedad de frutas tropicales que crecen en la región. La gastronomía de Guangzhou refleja la frescura y calidad de sus ingredientes, así como su conexión con el comercio y el intercambio cultural a lo largo de los siglos.

Guangzhou tiene una vida nocturna vibrante y variada. Desde bares de lujo en el distrito financiero hasta mercados nocturnos y espectáculos tradicionales, la ciudad ofrece algo para todos los gustos. El Pearl River Night Cruise es una de las actividades nocturnas más populares, que permite a los turistas disfrutar de un recorrido en barco a lo largo del río Perla, observando la ciudad iluminada con sus rascacielos y puentes. Este crucero brinda una perspectiva única de la ciudad y es una de las mejores maneras de apreciar la belleza de Guangzhou por la noche.

Para aquellos interesados en el arte y la cultura, el Centro Cultural de Guangzhou y el Museo de Arte de Guangdong ofrecen exposiciones de arte contemporáneo y tradicional chino, así como eventos de danza, música y teatro. Además, el Festival Internacional de la Linterna, que se celebra anualmente en el parque Yuexiu, ilumina la ciudad con miles de faroles coloridos y presenta espectáculos culturales que muestran la diversidad étnica de la región.

A pesar de ser una ciudad moderna, Guangzhou conserva amplias áreas verdes donde los visitantes pueden relajarse y conectarse con la naturaleza. El Parque Yuexiu, uno de los más grandes de la ciudad, es un destino ideal para hacer caminatas, con hermosos jardines, lagos y la emblemática estatua de los Cinco Carneros, símbolo de la ciudad. Otro sitio popular es la Montaña Baiyun, que ofrece senderos naturales y vistas panorámicas desde su cima, ideal para quienes buscan un momento de tranquilidad fuera del bullicio urbano.

En el Parque de Chimelong, ubicado en las afueras de Guangzhou, se encuentran tanto un parque temático como un zoológico, uno de los más grandes de Asia, con una gran variedad de animales exóticos y atracciones familiares, lo cual lo convierte en un destino popular para quienes viajan con niños.

Guangzhou es una ciudad que sabe combinar su rica historia con la modernidad, la cultura tradicional con la vida urbana y el sabor de sus platos con la calidez de su gente. Con su mezcla única de historia, tecnología, gastronomía y naturaleza, Guangzhou ofrece una experiencia completa para los turistas que buscan descubrir una China multifacética. La ciudad invita a recorrer sus templos antiguos, admirar sus imponentes rascacielos, probar los auténticos sabores cantoneses y disfrutar de su vibrante vida nocturna. En definitiva, Guangzhou es un destino turístico único en China y un reflejo fascinante de la evolución y riqueza cultural del sur del país.

Disfruta de deliciosos manjares en la cocina de Osaka, el Mercado Kuromon

Redacción (Madrid)

Ubicado en el bullicioso distrito de Namba, en la ciudad de Osaka, el Mercado Kuromon es un destino emblemático para los amantes de la comida japonesa y los turistas en busca de una experiencia gastronómica auténtica. Conocido como “la cocina de Osaka,” este mercado tradicional es famoso por su vasta variedad de mariscos frescos, carne, frutas, verduras, dulces y delicias locales, atrayendo tanto a locales como a turistas. Caminar por los pasillos de Kuromon es una inmersión sensorial que permite conocer la cultura y el estilo de vida de los habitantes de Osaka, una de las ciudades más vibrantes y gastronómicas de Japón.

El Mercado Kuromon tiene una historia que se remonta a más de 190 años, y aunque ha pasado por cambios y modernización, conserva su esencia tradicional. Desde sus inicios, ha sido un lugar donde los habitantes de Osaka compran productos frescos de primera calidad, utilizados en la preparación de los platillos que han dado fama a la ciudad como un destino gastronómico de primer nivel. Aunque muchos mercados japoneses han reducido su tamaño con el tiempo, Kuromon sigue siendo uno de los más grandes y concurridos, un verdadero centro de reunión donde se mantiene la tradición de la hospitalidad y el respeto por los ingredientes frescos.

Este mercado no solo abastece a los hogares locales, sino que también proporciona ingredientes a numerosos chefs y restaurantes de Osaka, quienes buscan aquí los mejores productos del día. Así, el Kuromon Ichiba se ha convertido en un símbolo de la cultura culinaria de Osaka, y es un testimonio del amor de la ciudad por la buena comida.

Recorrer el Mercado Kuromon es una aventura que envuelve todos los sentidos. Desde el momento en que se ingresa, se percibe una explosión de colores, olores y sonidos, provenientes de los cientos de puestos que ofrecen desde los productos más frescos hasta platillos recién preparados. Uno de los mayores atractivos del mercado es la posibilidad de probar una amplia variedad de alimentos típicos japoneses en pequeñas porciones, lo cual permite degustar desde mariscos frescos hasta dulces tradicionales.

Entre los platillos más populares, destacan los sashimi, sushi y tako tamago, un pulpo bebé caramelizado con un huevo en su cabeza, una delicia visual y gastronómica que se ha convertido en un símbolo de Kuromon. Los amantes de los mariscos pueden probar ostras frescas, erizo de mar y cangrejo, y es común ver a los vendedores prepararlos en el momento, brindando una experiencia que resalta la frescura y calidad de los productos. Además, la carne de wagyu, una de las más valoradas en Japón, también se encuentra en Kuromon, y se puede disfrutar en forma de brochetas o pequeñas porciones asadas a la perfección.

Para quienes prefieren los sabores dulces, el mercado ofrece una variedad de frutas de temporada, dulces de arroz y mochi, junto con helados y postres únicos, como el famoso taiyaki, un pastel con forma de pez relleno de crema o pasta de frijol rojo.

El Mercado Kuromon también ofrece una ventana única para observar el estilo de vida de los habitantes de Osaka. Al pasear por el mercado, es común ver a los locales realizando sus compras diarias, conversando con los vendedores y compartiendo sus recomendaciones con los turistas. Esta interacción permite a los visitantes conocer de cerca la calidez y hospitalidad de la gente de Osaka, quienes suelen estar dispuestos a explicar cómo se preparan sus productos y qué los hace especiales.

La atmósfera de Kuromon es vibrante y acogedora, con vendedores que invitan a probar sus productos y pequeños restaurantes que ofrecen sitios para disfrutar de las comidas adquiridas en el mercado. A diferencia de otros destinos turísticos, en Kuromon se siente una conexión genuina con la cultura y las costumbres de la ciudad, lo que hace que la visita sea una experiencia tanto culinaria como cultural.

El Kuromon Ichiba ha ganado fama entre los turistas internacionales, quienes encuentran en este mercado una manera accesible y auténtica de explorar la gastronomía japonesa. Su accesibilidad y ubicación en el corazón de Osaka lo convierten en una parada ideal para quienes desean experimentar la diversidad de sabores y la tradición de la cocina japonesa en un solo lugar. En los últimos años, el mercado ha hecho adaptaciones para atender a los visitantes extranjeros, como la incorporación de señalización en inglés y la presencia de personal multilingüe, lo que facilita la experiencia para aquellos que no hablan japonés.

El auge del turismo ha revitalizado el mercado, permitiéndole adaptarse a los tiempos modernos sin perder su esencia tradicional. Los turistas pueden participar en actividades como clases de cocina y degustaciones guiadas, donde se les enseña sobre la historia y preparación de los alimentos locales. Esto ha convertido a Kuromon en un destino en el que se difunde y celebra la cultura japonesa, impulsando el turismo y fortaleciendo la economía local.

El Mercado Kuromon de Osaka es más que un simple mercado; es un espacio de encuentro donde la tradición, la frescura y la pasión por la cocina se combinan para crear una experiencia única. Desde sus productos frescos hasta sus exquisitos platillos preparados, Kuromon invita a los visitantes a descubrir los sabores auténticos de Japón mientras exploran el vibrante espíritu de Osaka.

Visitar Kuromon es recorrer un pedazo vivo de la historia y la cultura de la ciudad, un lugar donde cada bocado cuenta una historia de generaciones y donde cada rincón invita a celebrar la riqueza de la gastronomía japonesa. Para los viajeros que buscan una experiencia memorable y auténtica, Kuromon es un destino que captura la esencia de Osaka y deja una impresión perdurable en el corazón de quienes lo visitan.

Exprime al máximo las posibilidades que ofrecen las Maldivas en 24 horas

Redacción (Madrid)

Las Maldivas, un paraíso de islas y aguas cristalinas, ofrecen experiencias de lujo, belleza natural y serenidad únicas. Pasar 24 horas en este paraíso implica disfrutar al máximo de su esplendor tropical, desde playas de arena blanca hasta arrecifes de coral multicolor, pasando por los resorts de lujo, y una cultura isleña acogedora. A continuación, te presentamos un itinerario perfecto para aprovechar un día en las Maldivas.

Empieza tu día despertando con el amanecer, un espectáculo único en las Maldivas. La mayoría de los resorts cuentan con villas frente al mar o sobre el agua, donde podrás admirar los primeros rayos del sol reflejándose en el océano Índico desde la comodidad de tu habitación.

Después de un despertar tan mágico, un desayuno al aire libre es la mejor manera de continuar. Muchos resorts ofrecen desayunos de lujo con vistas al mar, en los que podrás degustar frutas tropicales, pasteles recién hechos y café local. Algunos ofrecen desayunos flotantes que se sirven en la piscina privada de la villa, una experiencia inigualable en un entorno tan paradisíaco.

Después de un desayuno inolvidable, es hora de sumergirse en las aguas turquesas de las Maldivas. La vida marina aquí es diversa y colorida, haciendo del snorkel una actividad obligatoria. La mayoría de los resorts ofrecen excursiones guiadas a arrecifes cercanos donde podrás ver tortugas marinas, rayas, tiburones de arrecife, y una impresionante variedad de peces tropicales. Si eres buceador certificado, esta es también una gran oportunidad para realizar una inmersión y explorar las profundidades de estos famosos arrecifes.

A media mañana, puedes realizar una excursión a una de las islas locales cercanas para conocer más sobre la cultura y estilo de vida maldivo. En estas visitas, podrás recorrer pequeñas aldeas, interactuar con los residentes, y descubrir la artesanía local. La cultura maldiva tiene una mezcla única de influencias africanas, árabes y del sudeste asiático, y visitar estas islas es una forma auténtica de conocer el verdadero espíritu de la región.

De regreso al resort, disfruta de un almuerzo gourmet en uno de los restaurantes, muchos de los cuales ofrecen opciones de mariscos frescos y menús de cocina internacional. En las Maldivas, la gastronomía está a la altura del paraíso en el que te encuentras; podrás saborear platos exquisitos mientras disfrutas de las vistas al océano.

Después del almuerzo, es momento de relajarse en el spa. Muchos resorts cuentan con spas sobre el agua, donde puedes disfrutar de masajes, tratamientos faciales y otros servicios de bienestar mientras escuchas el sonido relajante de las olas. Uno de los tratamientos más recomendados es el masaje tradicional maldivo, que utiliza aceites esenciales naturales de coco y hierbas tropicales, ideal para aliviar el estrés y revitalizar el cuerpo.

A medida que el día llega a su fin, una de las mejores maneras de disfrutar el atardecer es en un paseo en barco por las tranquilas aguas del océano Índico. Muchos resorts organizan cruceros al atardecer donde puedes disfrutar de vistas espectaculares mientras el sol se oculta en el horizonte. Con suerte, durante el paseo podrías avistar delfines, que frecuentemente acompañan a las embarcaciones en su camino.

Para cerrar el día con broche de oro, una cena romántica en la playa es la experiencia perfecta. La mayoría de los resorts ofrecen cenas privadas, donde podrás disfrutar de una comida exquisita bajo las estrellas, rodeado de velas y el sonido de las olas. Esta cena puede incluir una selección de mariscos frescos, acompañados de un buen vino y postres deliciosos, una experiencia memorable en un entorno mágico.

Para terminar este día en las Maldivas, relájate observando el cielo nocturno. La lejanía de las Maldivas respecto a grandes centros urbanos permite una observación de estrellas excepcional. Algunos resorts incluso cuentan con telescopios para que puedas disfrutar mejor de la experiencia. Además, en determinadas épocas del año, es posible ver el fenómeno de la bioluminiscencia en algunas playas, donde el plancton en el agua emite un resplandor azul al contacto, creando una escena mágica y casi irreal.

Las Maldivas ofrecen la combinación perfecta de lujo, naturaleza y cultura. Un solo día en este lugar permite descubrir su esencia paradisíaca, explorar sus aguas cristalinas, disfrutar de su gastronomía de primer nivel y relajarse en un entorno de paz. Cada momento en las Maldivas se convierte en un recuerdo inolvidable, en un destino que invita a desconectarse y disfrutar de lo mejor que la naturaleza y el lujo pueden ofrecer.

Un paisaje alpino de ensueño, fusionate en la cultura suiza viajando a Appenzell

Tamara Cotero

Ubicado en el noreste de Suiza, el cantón de Appenzell Innerrhoden es un destino que conserva las tradiciones suizas más auténticas y un paisaje alpino de ensueño. La región, con el pueblo de Appenzell como su centro cultural, es conocida por su arquitectura pintoresca, su folclore vibrante y sus costumbres centenarias. Enclavado en un entorno montañoso, Appenzell ofrece un refugio para los amantes de la naturaleza y aquellos que desean descubrir el encanto de un Suiza atemporal.

Appenzell es un destino ideal para quienes buscan aventuras en plena naturaleza. Rodeado de los montes Alpstein, el cantón cuenta con rutas de senderismo, ciclismo y escalada que permiten explorar los impresionantes paisajes de montaña. El Ebenalp, una de las montañas más icónicas de la región, es accesible a través de un teleférico que lleva a los visitantes a la cima, desde donde se obtienen vistas panorámicas del valle. Uno de los puntos más famosos en esta montaña es el hostal Aescher, construido en la ladera rocosa, que se ha convertido en una imagen icónica de Suiza.

Durante el invierno, la región se transforma en un paraíso para los deportes de nieve. Las colinas de Appenzell son perfectas para esquí de fondo, raquetas de nieve y trineo, ofreciendo una alternativa relajada a las grandes estaciones de esquí. Además, en esta época, el paisaje cubierto de nieve da un aire de cuento de hadas al lugar, realzando su belleza natural.

Appenzell es también famoso por su profunda conexión con las tradiciones suizas, las cuales se mantienen vivas a través de festividades y costumbres únicas. Una de las más destacadas es la Landsgemeinde, una antigua forma de democracia directa en la que los ciudadanos se reúnen una vez al año en la plaza del pueblo para votar sobre asuntos locales levantando la mano. Esta práctica, que se celebra cada abril, es una muestra de la rica herencia cultural de Appenzell y de su espíritu comunitario.

Otra celebración característica es el Alpabzug, o desfile del ganado, que tiene lugar a finales de verano, cuando los pastores regresan del monte con sus vacas adornadas con flores y campanas. Este evento es un espectáculo colorido que atrae a turistas de todo el mundo y simboliza el vínculo entre la comunidad y el entorno natural.

La música y la danza folclórica también forman parte de la vida diaria en Appenzell. Las orquestas de música tradicional suiza, conocidas como Ländler, tocan melodías que han sido transmitidas de generación en generación, utilizando instrumentos como el acordeón y el cuerno alpino, creando una atmósfera auténtica que transporta a los visitantes a un pasado remoto.

El pueblo de Appenzell destaca por sus coloridas fachadas y arquitectura característica. Las casas de madera decoradas con detalles en colores vivos son uno de los sellos del lugar, haciendo que caminar por sus calles sea una experiencia visualmente cautivadora. Entre los edificios más emblemáticos se encuentra el Landsgemeindeplatz, la plaza principal, rodeada de casas con tejados inclinados y ventanas adornadas, un reflejo del estilo arquitectónico tradicional de Appenzell.

La gastronomía en Appenzell es otra experiencia que permite descubrir los sabores típicos de Suiza. El queso Appenzeller es una de las especialidades locales más reconocidas y posee un sabor fuerte y distintivo, resultado de un proceso de curación en una mezcla secreta de hierbas. Se puede probar en casi todos los restaurantes de la zona, y es un excelente acompañante para el pan fresco y otros platos suizos. Otro clásico de la cocina appenzellana es el rösti, un plato a base de patata que se sirve con carne o queso derretido.

A pesar de ser un pueblo pequeño, Appenzell cuenta con varios museos que muestran la riqueza cultural de la región. El Museo de Appenzell es una parada obligatoria, ya que presenta exposiciones sobre la historia local, las tradiciones, el arte y la vida rural de los habitantes de este cantón. Además, los visitantes pueden aprender sobre la singularidad de la cultura appenzellana y su profundo respeto por la naturaleza.

El Museo de Arte de Appenzell es otro espacio notable, dedicado a obras de arte de artistas locales e internacionales que reflejan el entorno natural de los Alpes y la vida rural. Para los amantes de la historia religiosa, el Monasterio de San Galo, a poca distancia, ofrece una visión del impacto de la religión en la vida local y alberga una biblioteca impresionante, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Visitar Appenzell es adentrarse en el corazón de una Suiza auténtica y serena, donde la naturaleza y la tradición se entrelazan en un equilibrio perfecto. Desde los paisajes alpinos hasta las costumbres centenarias, este destino ofrece una experiencia que trasciende lo común, transportando a los visitantes a un mundo de paz y belleza. Las montañas imponentes, los festivales coloridos y la amabilidad de su gente convierten a Appenzell en un destino turístico completo que muestra el alma de Suiza en cada rincón.

Las Dolomitas, la espectacular cadena montañosa de los alpes italianos

Redacción (Madrid)

Ubicadas en el noreste de Italia, las Dolomitas son una cadena montañosa espectacular y única en el mundo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Con su distintiva formación geológica, altos picos de piedra caliza, y paisajes de ensueño, las Dolomitas se han convertido en un destino predilecto tanto para los amantes de la naturaleza como para los apasionados del deporte y la aventura. Estas montañas ofrecen una combinación perfecta de vistas impresionantes, pintorescos pueblos alpinos, y una rica herencia cultural que convierte cualquier visita en una experiencia inolvidable.

Las Dolomitas son reconocidas no solo por su belleza, sino también por su geología única. Formadas hace unos 250 millones de años, estas montañas están compuestas principalmente de dolomita, una roca caliza que, al ponerse en contacto con la luz, adquiere colores variados, desde tonos dorados hasta rosados y púrpuras, especialmente durante el amanecer y el atardecer, un fenómeno que en italiano se conoce como enrosadira. La región cuenta con más de 18 picos que superan los 3,000 metros de altura, como la Marmolada, el Monte Pelmo y las Tre Cime di Lavaredo, que destacan como emblemas naturales y brindan un paisaje tan sublime como desafiante.

Las Dolomitas son un paraíso para los senderistas, quienes encuentran aquí una red de rutas bien señalizadas que se adaptan a todos los niveles, desde principiantes hasta expertos. La Alta Vía 1, una de las rutas de trekking más famosas de la zona, recorre cerca de 120 kilómetros de montañas, valles y praderas alpinas, pasando por refugios donde los excursionistas pueden descansar y disfrutar de la hospitalidad local.

Además del senderismo, el ciclismo de montaña, la escalada y el parapente son actividades populares en la región. En verano, los picos de las Dolomitas se llenan de ciclistas que recorren los serpenteantes caminos que atraviesan los valles. Para los amantes de la escalada, las paredes verticales de dolomita ofrecen desafíos inigualables. Una actividad muy destacada es la via ferrata, una experiencia única de escalada que permite a los aventureros recorrer rutas seguras en las paredes rocosas de las montañas, disfrutando de la adrenalina y la belleza natural desde una perspectiva increíble.

Durante el invierno, las Dolomitas se transforman en un paraíso de nieve para los deportes de invierno. La región cuenta con uno de los mayores dominios esquiables del mundo, conocido como Dolomiti Superski, que abarca más de 1,200 kilómetros de pistas conectadas entre sí. Desde la famosa ruta Sellaronda, que permite esquiar alrededor del macizo del Sella, hasta pistas ideales para familias, el Dolomiti Superski ofrece una experiencia diversa y atractiva.

Pero el invierno en las Dolomitas no se limita al esquí. Las caminatas con raquetas de nieve, el patinaje sobre hielo y el esquí de fondo permiten a los visitantes sumergirse en la serenidad del invierno alpino. Al caer la tarde, los refugios de montaña ofrecen una cálida bienvenida, donde es posible degustar la gastronomía local y descansar junto a una chimenea, en un ambiente que refleja la tradición y el espíritu de la región.

Los pueblos de las Dolomitas conservan una rica herencia cultural que refleja la mezcla de influencias italianas, austriacas y ladinas. En localidades como Cortina d’Ampezzo, Val Gardena, y San Candido, los visitantes pueden descubrir la arquitectura típica alpina, con casas de madera adornadas con balcones floridos, así como una cálida hospitalidad. La cultura ladina, un grupo étnico que ha habitado los valles de la región durante siglos, aporta una identidad única a la región, con su propio idioma, costumbres y festividades.

Una de las mejores épocas para disfrutar de la cultura ladina es durante las festividades tradicionales, como los mercados de Navidad, donde se pueden encontrar artesanías y productos locales en un ambiente acogedor. Asimismo, en verano y otoño se celebran ferias y eventos culturales que muestran el folclore local, con danzas, música y trajes tradicionales que añaden un toque especial a la visita.

La gastronomía en las Dolomitas es una delicia para los sentidos, combinando influencias italianas, austríacas y ladinas. Los platos típicos de la región son sustanciosos y reconfortantes, perfectos para quienes buscan recargar energías tras un día de actividad en la montaña. Entre los platos más destacados se encuentran el speck, un jamón ahumado que se sirve en tablas de madera, y el canederli, unas albóndigas de pan que suelen acompañarse con caldo o mantequilla.

El strudel de manzana es uno de los postres más típicos de la zona, especialmente en los valles de influencia austriaca, y puede disfrutarse en casi todos los refugios y restaurantes. Los quesos locales y el vino, especialmente el blanco, complementan la oferta gastronómica de la región, brindando una auténtica experiencia culinaria que conecta al visitante con la tierra y sus sabores.

Las Dolomitas no son solo un destino turístico; son una experiencia de inmersión en la naturaleza, la cultura y la historia de los Alpes italianos. Este paisaje imponente, que cambia con cada estación, ofrece una belleza serena en verano y un esplendor de nieve en invierno. Tanto si se buscan aventuras al aire libre como momentos de tranquilidad en un entorno natural privilegiado, las Dolomitas se convierten en el destino ideal para quienes desean desconectar y reconectar con la majestuosidad de las montañas.

La pequeña villa cantábrica que con su tradición pesquera y cultura cautiva miles de turistas, San Vicente de la Barquera

Redacción (Madrid)

San Vicente de la Barquera, una pequeña villa en la costa norte de España, es uno de los lugares más pintorescos de Cantabria. Este destino ofrece una mezcla perfecta de naturaleza, historia y cultura, lo que lo convierte en un lugar imperdible para los amantes de los paisajes marinos y la tranquilidad. Con su rica tradición pesquera, playas de arena dorada y una ubicación privilegiada en el Parque Natural de Oyambre, San Vicente de la Barquera invita a sus visitantes a descubrir un entorno que ha sabido mantener su autenticidad y encanto a lo largo de los siglos.

San Vicente de la Barquera es una villa con profundas raíces históricas. Su origen se remonta al período romano, aunque su auge comenzó en la Edad Media. Fue Alfonso I quien fundó la villa en el siglo VIII y, posteriormente, los Reyes Católicos quienes consolidaron su posición estratégica como enclave pesquero y comercial. Uno de los emblemas históricos de la ciudad es el Castillo del Rey, una fortaleza medieval construida entre los siglos XIII y XIV que aún se mantiene en pie sobre una colina, dominando las vistas de la villa. Esta estructura ofrece a los visitantes una ventana al pasado, desde donde pueden observar el paisaje marino y el entramado de calles empedradas de la localidad.

Otro atractivo es la iglesia de Santa María de los Ángeles, un hermoso ejemplo del gótico cántabro. Construida entre los siglos XIII y XVI, la iglesia destaca por su arquitectura monumental y su imponente estructura. Desde su pórtico se disfruta de una vista panorámica de la villa, del puerto y del impresionante Puente de la Maza, una construcción medieval que conecta el casco antiguo con la costa y es considerado uno de los símbolos arquitectónicos más importantes de San Vicente de la Barquera.

Uno de los mayores tesoros de San Vicente de la Barquera es su ubicación en el Parque Natural de Oyambre. Este espacio protegido abarca más de 5,700 hectáreas de playas, marismas, dunas y acantilados, brindando a los visitantes la oportunidad de explorar un ecosistema único en la costa cantábrica. El Parque Natural de Oyambre alberga una gran diversidad de flora y fauna, incluyendo aves migratorias que utilizan el área como refugio en sus rutas migratorias. Para los amantes de la naturaleza, el parque ofrece rutas de senderismo y ciclismo que recorren los distintos paisajes del lugar, desde playas solitarias hasta frondosos bosques costeros.

La playa de Oyambre, una de las más destacadas del parque, es una extensión de arena dorada con un fondo de montañas y praderas verdes, que brinda a los turistas un escenario impresionante para el descanso y la recreación. En esta playa, los visitantes pueden practicar deportes acuáticos como el surf y el paddle surf, muy populares en la zona debido a las condiciones del oleaje.

San Vicente de la Barquera es conocida por sus playas de gran belleza y aguas cristalinas, siendo uno de los principales destinos de la región para quienes buscan un entorno costero. Además de Oyambre, la playa del Tostadero y la playa Merón son ideales para disfrutar de un día en la costa, gracias a su fácil acceso y sus servicios. Durante el verano, estas playas se llenan de bañistas, familias y turistas, quienes disfrutan del sol, la arena y las aguas del Cantábrico.

Además de sus playas, San Vicente cuenta con un puerto pesquero que sigue en funcionamiento y que representa una parte fundamental de la economía y la cultura local. Pasear por el puerto al atardecer es una experiencia encantadora, donde se puede ver a los pescadores locales trabajar y disfrutar del ambiente tranquilo que caracteriza a este pueblo marinero. En esta zona también se encuentran numerosos restaurantes de mariscos y pescado fresco, donde se puede degustar la cocina tradicional cántabra, basada en los productos del mar.

La gastronomía de San Vicente de la Barquera es un fiel reflejo de su tradición marinera. Uno de los platos más emblemáticos de la villa es el «sorropotún» o marmita barquereña, un guiso de bonito del norte con patatas que se prepara tradicionalmente en fiestas locales y eventos. Este plato, de sabor intenso y nutritivo, es una opción ideal para quienes desean probar los sabores auténticos de la región.

Otro producto destacado es el marisco, que abunda en la costa de San Vicente. En los restaurantes y tabernas de la villa es común encontrar percebes, nécoras, almejas y mejillones, servidos frescos y preparados con recetas tradicionales. Además, el pescado a la parrilla, especialmente la lubina y el rodaballo, es una especialidad en muchos establecimientos. Para acompañar estos platos, el orujo, una bebida típica de Cantabria, es una excelente elección, aportando un toque local a la experiencia gastronómica.

Una de las tradiciones más significativas de San Vicente de la Barquera es La Folía, una fiesta religiosa que se celebra en honor a la Virgen de la Barquera, patrona de los marineros. Esta festividad, que tiene lugar el segundo domingo después de Semana Santa, es un evento que reúne a los habitantes de la villa y a visitantes en una celebración llena de fervor y tradición. La Folía incluye una procesión marítima en la que la imagen de la Virgen es llevada en barca por los pescadores, seguida de un colorido desfile de embarcaciones que navegan por la ría.

Además de La Folía, San Vicente celebra otras festividades populares, como el Día de San Vicente Mártir en enero y la Semana Santa, que también atraen a numerosos turistas. Estas festividades ofrecen una oportunidad única para conocer las costumbres y tradiciones de la villa, así como para compartir con sus habitantes en un ambiente festivo y acogedor.

San Vicente de la Barquera es mucho más que un destino turístico; es una joya de Cantabria que combina historia, naturaleza y tradición. Su belleza natural, sus playas, su rica herencia cultural y su gastronomía local hacen de este lugar un destino ideal para quienes buscan relajarse y conectar con la esencia del norte de España.

Desde los paisajes del Parque Natural de Oyambre hasta el encanto medieval de sus calles y monumentos, San Vicente de la Barquera tiene algo que ofrecer a cada visitante. Este pueblo pesquero invita a sumergirse en su tranquilidad y a disfrutar de un ambiente donde el tiempo parece detenerse, haciendo de cada visita una experiencia inolvidable.

Mañana se celebra la fiesta de Montagud #MontagudMexcita organizado por la prestigiosa firma Montagud Editores y de la mano de Javi Antoja

Tamara Cotero

Montagud Editores, fundada en 1906, se ha destacado como una editorial líder en obras especializadas en gastronomía. Con un legado de más de un siglo, Montagud Editores ha publicado obras de los chefs más importantes del mundo y ha sido galardonada con varios premios nacionales e internacionales.

El próximo domingo 03 de Noviembre Montagud organiza la fiesta de Montagud #MontagudMexcita la noche previa al arranque del Fórum Gastronómico de Barcelona, se llevará a cabo en el fabuloso Hotel NH Collection Barcelona Constanza a las 19:00h., dónde está ubicado el Restaurante Jaiba MX de Roberto Ruiz, referente en la gastronomía azteca contemporánea y primer chef mexicano en conseguir una estrella Michelin en Europa.


Algunos de los invitados serán prestigiosos chefs como: Ramon Freixa, Francis Paniego, Les Cols, Paco Peres, todos con 2 estrellas michelin.
Fran Agudo, Carlos Casillas, Albert Raurich, Jordi y Joan Junca, Alex Carreras y Cristina Feliu, David Andrés, Jainone Aizpurua y Aaron Ortiz, Tonino Valiente, con 1 estrella Michelin, entre otros.

Durante la gala se harán entrega de 16 premios: al chef imperfectx, al chef del año, al restaurante a la sostenibilidad, al mejor restaurante familiar, al mejor tratamiento del pescado, al mejor Pastry Chef, al o la chef joven del año, a la mejor pastelería de obrador, al o la mejor Sumiller, al mejor jefe/a de sala, al mejor panadero/a, al mejor tratamiento de cóctel, a la Institución, al mejor tratamiento de la carne, a la innovación y premio catalanes por el mundo.

El evento será conducido por Javi Antoja de la Rosa, editor de Montagud Editores, que cuenta con una vasta experiencia en periodismo, edición gastronómica y asesoría en restauración y hotelería. Antoja de la Rosa ha dirigido numerosos libros y cuadernos de alta cocina, ganando reconocimientos como Premios Nacionales de Gastronomía y Gourmand World Cookbook Awards.