Por redacción
La mejor dieta si se practica habitualmente yoga, es la que nos dicta el propio sentido común: platos nutritivos y escasos en los que predominen las verduras, las hortalizas, las legumbres y proteína de alta calidad, sobre todo vegetal, con productos frescos, de temporada y proximidad, ecológicos en la medida que se pueda, además de variado.
Una alimentación mayormente vegetariana es sinónimo de buena salud, pues incluye verduras, frutas, legumbres, hortalizas, cereales o frutos secos que aportan numerosos beneficios a nuestro organismo. Todos ellos son bienvenidos para aquellos que practiquen el yoga, que en cambio rechaza los alimentos que puedan resultar excesivamente calientes, picantes, grasos, salados, secos o de origen animal, salvo excepciones si tampoco lo llevamos a la radicalidad, caso de los lácteos fermentados como el kéfir o el yogur, o los descremados, si no padecemos intolerancia, sumamente positivos para reforzar el sistema inmunológico y la flora intestinal.
Poco, despacio y conscientemente
Para una óptima digestión, es fundamental masticar bien los alimentos y favorecer un bolo alimenticio que llegue correctamente a nuestro estómago, con gran parte del proceso ya hecho, que sumado al descanso, una correcta respiración, el ejercicio físico y una actitud siempre positiva, suponen los pilares básicos del yoga y cómo no, de la salud a nivel global.
Uno de los aspectos más importantes para quienes realizan yoga, no radica tanto en lo que se come, sino cómo se come.
Cenar como un yogui
Aunque el desayuno y la comida resultan fundamentales para la práctica del yoga, siendo menos relevante la cena, es por ello por lo que cabe hacer un mayor hincapié en lo que se podría comer a esta hora, ya que hay menos documentación sobre el tema. Sin duda, se recomienda no hacerlo en exceso y a una hora temprana, tipo 8 o 9 de la noche si nos fuera posible, manera de no llegar pesados a la cama o con la digestión sin terminar. Dejando la fruta descartada por posibles fermentaciones durante la noche, lo mejor es optar por proteína acompañada de verduras, hortalizas o algún cereal de bajo índice glucémico.