Las Ruinas de Pompeya un viaje en el tiempo a la antigua Roma

Redacción (Madrid)

En la región de Campania, al sur de Italia, yace una de las maravillas arqueológicas más impresionantes del mundo: Pompeya. Esta antigua ciudad romana, sepultada bajo las cenizas del volcán Vesubio en el año 79 d.C., ha sido cuidadosamente excavada y preservada, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de sumergirse en la vida cotidiana de la antigua Roma.

El recorrido por las ruinas de Pompeya es un viaje en el tiempo que transporta a los visitantes a la época del Imperio Romano. Al caminar por las calles empedradas de la ciudad, se pueden admirar los restos de antiguas casas, templos, teatros y baños públicos, todos ellos perfectamente conservados gracias a la ceniza volcánica que los cubrió durante siglos.

Una de las atracciones más impresionantes de Pompeya son sus casas aristocráticas, como la Casa del Fauno y la Casa de los Vettii, que cuentan con impresionantes frescos y mosaicos que muestran escenas de la vida cotidiana y mitológica romana. Los visitantes también pueden explorar los antiguos baños termales, donde los romanos solían relajarse y socializar, y el Foro, el corazón político y social de la ciudad.

Además de su patrimonio arqueológico, Pompeya ofrece impresionantes vistas del Monte Vesubio, el volcán que destruyó la ciudad hace casi dos milenios. Los visitantes pueden subir al cráter del volcán para disfrutar de vistas panorámicas del Golfo de Nápoles y de la propia ciudad de Pompeya, lo que proporciona una perspectiva única de la tragedia que se abatió sobre la región en el año 79 d.C.

En resumen, Pompeya es un destino único que combina historia, arqueología y naturaleza en un solo lugar. Con sus impresionantes ruinas, vistas panorámicas y una rica historia que contar, esta antigua ciudad romana ofrece a los visitantes una experiencia inolvidable que los transporta al pasado y los sumerge en la grandeza y la tragedia de la antigua Roma. Sin duda, un destino imperdible para cualquier amante de la historia y la arqueología.

El Valle de Antón y la diminuta rana dorada que atrae a los visitantes

Redacción

El Valle de Antón es el cráter de un antiguo volcán. Se sitúa a 600 metros sobre el nivel del mar y, en su centro, se ubica el pueblo de El Valle. La presencia de este poblado lo convierte en uno de los pocos cráteres volcánicos permanentemente habitados del planeta. Aquí es posible conocer a la singular y diminuta rana dorada de Panamá, un anfibio exclusivo de este lugar que es estudiado y protegido en un centro científico local para salvarlo de la extinción. Aquí también se pueden recorrer senderos por el bosque, descubrir cascadas y subir a los cerros que forman el borde del inmenso cráter. Desde ellos, se obtienen espectaculares vistas panorámicas del pueblo y de las montañas alrededor.

El Valle de Antón ofrece panorámicas únicas, Lugares y Más

El Valle tiene una carretera principal, llamada Avenida Central o la Calle central, que corre Este-Oeste a través del poblado. Un importante punto es el mercado público de domingo, que es visitado por los panameños que viven en la región. El Valle tiene un museo pequeño, así como un pequeño zoológico y un serpentario, y un jardín que exhibe 100 especies de orquídeas de la localidad.
El pueblo es una popular salida para el fin de semana para los residentes de ciudad de Panamá. Las actividades populares en el área incluyen camping en áreas establecidas, caminar, paseo a caballo…
Las atracciones naturales cerca del El Valle incluyen la cascada El Macho, un grupo de pequeñas piscinas termales, un jardín zoológico llamado «El Níspero» que incluye unas colecciones de anfibios anuros . El área alrededor de la ciudad también se conoce por ser uno de los hábitats de la rana dorada panameña, especies endémicas en peligro de extinción. Algunos de los bosques alrededor de la ciudad son áreas protegidas.
El Valle también es conocido como el lugar de la India Dormida, nombre dado a la forma de una montaña, porque presenta la forma de la figura de una mujer acostada boca arriba y algunos escritores lo consideran como un Santuario para la meditación.